Miro la carpetas de internados y noto un nuevo nombre añadido a ella.
"Sophie Waldster"
Alzo una ceja volviendo a dejar la carpeta en un reluciente mesón para ir a la entrada, porque aquí no a llegado nadie. Muerdo mi labio mirando mi reloj, ¿la habrían internado sin decirme algo? Odio cuando no me dicen las cosas, golpeo la pared de concreto notando mis nudillos rojos tras eso, paso mi otra mano por mi cabello mirando alrededor, volviendo a mi. Me doy la vuelta para ir adentro cuando noto más trabajadores van hacia donde yo estoy.
Al parecer la chica nueva va llegando. Escucho el motor de un auto y voy con el grupo a la puerta de éste sacando a la tal Sophie pataleando y con su camisa de fuerza.
— ¡No estoy loca! ¡Ellos mataron a mi hermana! ¡Mi familia! ¡No estoy loca! ¡No me toquen! —hablaba entre lloriqueos. Gritaba pidiendo ayuda.
Era tan pálida como la leche, su cara era almendradra y sus ojos eran verdes con un borde morados alrededor de la pupila «interesante», sus mejillas eran rojas en este momento, supongo que es porque está enojada... Y posee una figura alta y esbelta. ¿Por qué la habrán internado? ¿Qué tan grave es su caso?
La tomamos todos colocandole un bozal para que no gritara más, aunque aún se escuchaban sus gruñidos. Me quedé en el pasillo mirando como la metían a un cuarto de aislamiento, tenso la mandíbula y me alejo de ahí. Esta chica me hacía querer golpearla por tanto alboroto, se me hacía conocida por algún motivo. Su estadía sería un infierno si no se comporta, pienso acomodando mi traje yendo a mi oficina.
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Manicomio.
Random¿Qué pasaría si un doctor se enamora de una internada en el Manicomio en él cual trabaja? ¿Y si ella realmente no está loca y él si? Esta es una historia de un típico amor imposible, pero con la diferencia de que el fondo no es tan típico y los pers...