Es un día lluvioso de esos tan grises que pueden causar depresión y ahogar toda alegría pensó Agustín quien se encontraba sentado cerca de la ventana de su habitación observando como resbalaban las gotas por el cristal e imaginando como a alguien podría gustarle tan detestable fenómeno.
Él siempre detesto la lluvia pero aquel día la aborrecía ya que no le permitía salir con sus amigos y poder alejar de su mente aquello que lo preocupaba.En pocos días Agustín y su familia se cambiarían de ciudad ya que su padre había conseguido un nuevo y mejor trabajo. Al chico no le gustaba para nada la idea del cambio pero no podía hacer más que aceptarlo.
Esa noche después de la cena, el muchacho se dirigió al baño, se cepillo los dientes y fue directo a la cama, aunque tardó en conciliar el sueño. Como en noches anteriores, volvió a tener aquel sueño dónde él y un chico que no conocía estaban en medio de un bello jardín en algún lugar perdido.
Era martes, faltaba solo un día para la mudanza y la casa estaba llena de cajas de todos los tamaños y con un cartelito que marcaba su contenido. Sin dudas una imagen triste y desalentadora para Agustín quién no quería irse de su amada ciudad. Aquel día pasó velozmente y casi en un abrir y cerrar de ojos llegó el día de marcharse. El sol brillaba en lo alto mientras los trabajadores de la empresa de mudanzas cargaban los muebles y las miles de cajas repartidas por cada rincón de la casa. Una vez cargado completamente, el camión se puso en marcha y emprendió su viaje, así mismo el vehículo familiar.
Vivían en una zona montañosa por lo que el maravilloso paisaje de su alrededor no era nada nuevo sin embargo entre más se acercaban a la nueva ciudad, el paisaje iba cambiando, las montañas eran más altas y estaban cubiertas de nieve.
Luego de cuatro horas de viaje, llegaron a su destino la pequeña y pintoresca ciudad de "Peumayen", ubicada a los pies de la cordillera andina. Su nombre deriva de la lengua mapuche y significa "Lugar soñado."
La nueva casa de la familia Villanueva era de color verde limón con unos altos portones negros. El barrio era tranquilo y las casas muy bonitas, además quedaba a pocas calles del centro de la ciudad.
Estaba empezando a ponerse el sol cuando los trabajadores de mudanzas habían terminado de instalar la mayoría de los muebles y descargado las cajas.
La familia se encontraba tan cansada por el viaje que decidieron cenar algo rápido y ligero para así acostarse temprano y poder descansar. Luego de cenar, Agustín fue directamente a su habitación. No tardó ni 5 minutos en dormirse, estaba muy agotado.
Aquel sueño recurrente había vuelto pero esta vez con algo diferente. Agustín y el otro chico desconocido ya no se encontraban en un jardín sino en un enorme laberinto formado por miles de almácigos de ligustrina y arabia. Lo más extraño del sueño no era el lugar sino que el muchacho y aquél desconocido estaban tomados de la mano.
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Entre montañas y jardines.
Teen FictionUn chico se muda de ciudad por el nuevo trabajo de su padre y allí conocerá el amor y la ternura pero también la pasión y lo prohibido. Tendrá que decidir, poner en claro sus sentimientos y luchar por su corazón.