Mariale se encontraba en una habitación oscura, su cajita de secretos estaba destruida y llena de sangre.
-Yo... N-no... S-sé... Q-que hice mal...-
Mariale empezó a rasguñarse a si misma.
-Es mi culpa, es mi culpa, es mi culpa, es mi... C-culpa...-
Maria entro a la habitación con una vela.
-Hey.-
-¿¡E-eh?!- Mariale se dio la vuelta asustada. -¿Q-que quieres? Ahora no estoy de humor para hacer galletas...-
Maria se acerco a ella y le puso la mano en el hombro.
-No quiero galletas.-
-¿E-entonces?-
Maria de repente, abraza a Mariale.
-No te culpes por todo, no fue tu culpa.-
-...-
Mariale empezó a llorar más fuerte.
-Esta bien llorar aveces.-
-N-no... P-pero... S-se suponía que yo nunca...-
-Eso ya quedo atrás, grita lo que sientes, patelea si quieres... Solo suelta esa ira y tristeza que hay en tu pequeño y débil corazón-
Mariale hizo un grito de dolor intenso que hizo eco en toda la habitación.
-¿Estas bien?-
-S-si...- Mariale se limpio sus lagrimas.
Luego Maria le dio un beso en su frente.
-No dejare que alguien te lastime de nuevo.-
Maria se levanta y ayuda que Mariale también se pare.
-O-oye...-
-¿Si?-
-Quiero hacer galletas.-
-Hehe, vamos~.-
-¿Crees que las haré bien?-
-Claro que si.-
-¡Yay~!-
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