《El tiempo sí que corre, nos ha dejado atrás. No somos importantes, él no mira atrás.》
Años 60.
Rock 'n roll, chaquetas de cuero, pañuelos en los cuellos de las mujeres, malteadas acompañadas de la música desprendida de la rocola, Elvis de preferencia. Bailes escolares, en salones de patinaje, parejas en ambos...¿Parejas?
Como así lo dicta la iglesia y su Señor: hombre y mujer. Aquellos que no sigan con el reglamento deberán ser castigados, borrados del mapa. En palabras del cura, en palabras de tus padres, de los vecinos, maestros, amigos... es su palabra, no hay que desobedecerla. No hay que imponerse a sus órdenes. No hay que preguntarse por qué, solo ejercerlo. No hay que negarse. Eres un ciervo, David, y debes actuar como tal. No debes pensar por ti mismo. No seas tú mismo.
No llores, David. Pareces niña. Y el Señor no te hizo niña, eres un hombre, ¿no?
No mires a su hijo, David. Podrá ver tus pecados. Tú eres un fiel servidor, ¿no? Él no se debe enterar.
Deja de temblar, David. Se darán cuenta. Y no queremos que lo hagan, ¿cierto?. No queremos que descubran que el muchachito Ellefson es un marica, un enfermo, un pecador...
Quédate tranquilo, disimula.
Reza, David. Reza para que las culpas se vayan y la salvación llegue a ti. Reza, no tienes otra opción. Si no quieres que lo sepan, hazlo. Pídele al Señor que te libere de toda la impureza, la maldad. Grítale si es necesario, nadie te oirá. Después de todo, estas solo.
¿Solo?
No. Allí está él.
Ambos son cómplices, David. No deberías mirarlo, ahí sí sabrán tu cometido y no te salvarás...
Pero, ¿eso en realidad te importa?. No, no te importa. Te da igual si saben su secreto, pues le estás sonriendo y él a ti; mientras los demás ruegan perdón al Señor, ustedes intercambian sonrisas, miradas.
Te gusta, ¿verdad David?. Sí, hace ya mucho. Y es mutuo. Es algo fantástico, Ellefson; no siempre se es correspondido.
Menos cuando son dos hombres.Te gusta verle sonreír; te gusta sonreirle. Porque así iluminas su penumbrosa vida. Así le haces sentirse vivo. Le haces creer. Creer que lo que hacen es correcto, es lo normal. Porque lo normal es amar, ¿no?. Pues sí, David, lo es. Y ustedes lo están haciendo. Están amandose, como lo hacen tus padres y sus padres. Como lo hace el Señor con ustedes, David. Él los ama, y a él no le importa a quién tú ames, solo le importa tu bienestar.
Ya es suficiente, Ellefson. El Padre Nuestro ha acabado, y tú y aquel muchacho se lo han salteado como siempre...
¡Pero qué importa!
¡Míralo otra vez!
¡Sí, así es, ríete con él, David!
¡Ríanse en la cara del cura! De aquel impostor que predica sobre un falso Dios. Uno despiadado e injusto. Total, tú sabes que Él no es así. Entonces no le debes nada al idiota, mucho menos a su "Dios".
Pero calma, Ellefson, aún así debes actuar. No hagas quedar mal a tus padres. Ellos no tienen nada que ver en tus asuntos.
Anda, apresúrate a salir de allí. La misa ha terminado, niño.
¿Y si te acercas un poco para llegar a su lado? ¡Justo ahí! Salúdalo, otra vez, con la mirada. Sonríe sutil, no te hagas notar. Oh, allá está el portón. Momento de decir hasta pronto. Tus padres te llaman, ve. Acaricia suave y disimuladamente su mano. Bien, ya los has hecho, ya le has sonreído, puedes volver tranquilo a tu casa. El Señor ya presenció su espectáculo diario. Sí, David, está sonriendo. El muchacho y tú le enternecen.

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AMÁRRATE • ellefstaine
FanficTodo acaba, pero para ellos apenas comienza. [ au | os ]