Al cementerio

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-Cementerio St. George, ¿En qué le puedo servir?
-Hola, soy Melissa Johnson
-Buenos días señora Johnson
-Señorita Johnson – le corregí y seguí con mi monólogo ensayado – quería saber sobre algunas sepulturas que ustedes tienen, no son varias es sólo una en específico
-Eso es información personal señorita Johnson – suspiré – sólo familiares y personal calificado puede saber ese tipo de información
-Usted no entiende, yo sólo quiero comprobar una cosa
-Pues lo tendrá que hacer un familiar del fallecido o alguien calificado, son las reglas
Resignada me despedí de la persona y colgué. No le podía decir a Joe sobre mi plan, o si no él enfurecido me llevaría a casa tirándome de la oreja… a no ser que Nathaly Jonas me sea de ayuda.

Salí de mi oficina y ahí estaba mi secretaria detrás de mí
-Señorita Johnson – me hablaba agitada la chica – aquí están sus cafés que me pidió
La miré de reojo y volví mi mirada al frente
-Cambié de opinión, ya no lo quiero
Llamé al elevador e ingresé a él, dejando que mi secretaria se quedara con mis cafés…


-¿A dónde quieres ir? – Me preguntó Nathy en mi auto
-Necesito de tu ayuda – la miré
-¿Qué pasó?
-Es que… no me regañes, pero necesito saber de Nicholas
Ella suspiró
-Esta bien, te acompaño… pero, ¿Porqué yo?
-Porque si Joe sabe, él me mata
-Ni tanto
-Imagínatelo – le dije y a los pocos minutos llegamos al cementerio
-¿Qué tengo que decir?
-Que eres la hermana de Nicholas Jonas
-¿Y si no me cree?
-Le muestras tu identificación, tienes el apellido Jonas, no creo haya problema
-¿Y tú?
-Diré que soy prima por parte de la madre de él y diré que eres muda, no quiero que te lleve solamente a ti a la tumba, lo tengo que ver con mis propios ojos, así que no me dirás mi nombre, eres muda
-¿Por qué?
-Porque la persona de ahí ya se lo sabe, así que de ahora en adelante me llamo Amelia Miller, ¿Ok?
-Espera un momento, Amelia Miller es la sobrina de los chicos
Rodé los ojos
-No hagas preguntas ni comentarios, sólo vamos.

Bajamos del auto y nos encaminamos hacia el edificio principal. Ahí se encontraba una anciana, de seguro ella fue la que me habló por teléfono. Nos acercamos a la mesa de información y llamé la atención de la mujer.

-Disculpe – la llamé
-Dígame – me respondió la mujer
-Ella es Nathaly Jonas, familiar de un residente de aquí – le indiqué a Nathy, ella la miró detenidamente – es muda
-Oh… ¿En qué le puedo servir?
-Soy Amelia Miller, prima de ella – le sonreí – pues verá, la madre de ella está muy enferma, a punto de morir. Y su única plegaria es tener a su lado su hijo
-¿Y? – sonaba como no muy convencida
-Mi tía quería comprobar si el cuerpo de mi primo estaba aquí, él murió hace cuatro años, pero nunca le entregaron el cuerpo como debía ser
-Siento por lo que acabo de escuchar – me dijo la mujer, aún sin creerme
-Si – le dije como si de verdad me doliera – y es por eso que queremos comprobar si el cuerpo de mi primo está aquí, ya que mi tía tiene un sepulcro para toda la familia

La mujer se fijó en Nathy y le comenzó a hacer señas con las manos. ¡Diablos! ¿La mujer sabe el lenguaje de señas? Nathy miraba a la mujer y a los pocos minutos le comenzó a responder de la misma manera ¿Ah?

Varios minutos duró la ardua conversación entre ellas, hasta que la mujer me miró con lástima
-La señorita Jonas me explicó lo que su tía tiene pensado – miré fugazmente a Nathy y luego miré a la mujer – tendrá que completar estos formularios y las dejaré entrar
Sonreí ampliamente
-¿Por las dos?
-No… sólo complete por su prima, no quiero que personas que están casi ilegalizadas se inscriban – me miró la mujer acusadoramente, quizás que le dijo Nathy a la mujer

-Está bien, gracias – tomé los papeles y con Nathy nos sentamos en unas sillas cerca de la salida
-Nunca me dijiste que hablabas el lenguaje de señas
Ella se encogió de hombros y comenzó a mover sus manos al mismo tiempo que me hablaba lo más inaudible posible
-Es lo que la guerra me enseñó
-¿Y qué le dijiste a la mujer de mí?
-Que sólo tenías dos meses antes de que te deportaran a tu país
Le di un golpe en el hombro y le pasé los papeles
-Ok señorita maravillas, completa tu formulario y no mientas más
-Es lo que estás haciendo – ella me dijo inocentemente – mientes por tu bien
-No es sólo por mí bien, lo hago por nuestra felicidad
-¿”Nuestra”?
Asentí
-La mía y la de Nicholas – escuché un gran suspiro de su parte y me entregó los papeles
-Ahí tienes
-Gracias – le dije a Nathy y volvimos hacia donde estaba la mujer
-¿Y bien? – la anciana nos miró inquisitorialmente
-Ahí están los papeles, espero que no sea molestia que yo vaya a ver, ¿o sí?
-No, pero si las ve un oficial, usted señorita Miller tendrá que regresar a su país por creer que está profanando
Rodé los ojos y asentí. La mujer buscaba en unas pequeñas tarjetas con el nombre de Nicholas, se lo entregó a Nathy y le habló en el idioma sordo/mudo.
-¿Díganme?

Nathy le entregó la tarjeta al hombre y nos guió hacia una tumba, mientras caminábamos podía sentir un gran nudo en mi estómago y un escalofrío recorrer mi espalda.
-”No seas boba“ – la voz de Nicholas susurró en mi oído – ”ahí no encontrarás nada más que tierra
Detuve mi caminar sin creer lo que él me había dicho
-¿Viene con nosotros señorita? – Me habló el hombre y Nathy me miraba preocupada
-Ustedes sigan yo los alcanzo – ambos me hicieron caso y siguieron caminando. Ya cuando vi que llevaban una gran distancia busqué a Nicholas con la mirada
- ¿Dónde estás?
-” No me voy a aparecer cuando te dé la gana “ – me respondió – ” Porque veo que en el café me querías lejos
-¿Estás enojado? – Le hablaba a un ramo de flores
- “Sólo hazme caso, nada vas a encontrar
-¿Estás vivo? – una luz de esperanza alumbró mi cuerpo y su descarga eléctrica me recorrió por completo
- ”Digamos que es un tal vez” – pude escuchar un suspiro de su parte
-Por favor Nicholas, dímelo, no sabes las noches de pesadilla por no convencerme
- “Sí lo sé, siempre estoy a tu lado
-Entonces ten compasión conmigo – mi voz se quebró
- “Lo voy a pensar
-¿Qué? – No escuché alguna respuesta – Nicholas, no te vayas, ¡no me dejes sola! Y menos en un cementerio
-¡Melissa! – Escuché a Nathy, venía corriendo hacia mí – ¡Melissa! – me dijo agitada
-¿Qué ocurre?
-El cuerpo – tomó aire – no está

La miré sin poder creerlo
-¿No está?
Negó
-El hombre y yo no lo pudimos creer, está lleno de tierra ahí dentro

Esta prueba me demuestra que tal vez mi ex prometido no está muerto…

Tiempo desde que me llevé la sorpresa de mi vida: 6 semanas. Creo que mi vida se ha vuelto un vicio, un vicio que se envuelve en la búsqueda de alguien que ‘está muerta’… ¿Qué gano con buscarlo? ¿Qué puedo hacer si estoy dando en círculos, encontrando información sin mucho significado?

-Llamaron de la casa de la familia Jonas – me saco de mis pensamientos mi secretaria. De un salto tome el teléfono – Pero cortaron antes de que pudiera darle el recado
Mire asesinamente a mi secretaria y me prometí en cambiar de secretaria antes de terminar el mes.
-¿Qué esperas? Regresa al trabajo – le dije aburrida de su incompetencia – No quiero que me molesten, ahora retírate
El sonido de la puerta cerrándose y los sollozos de la chica se iban alejando de mi mente, me estaba dando cuenta que me he vuelto otra persona, menos quisquillosa y mas perdida en mis pensamientos.

Marqué el número de la casa de Joe y tres tonos sonaron hasta que me contestaron

-¿Diga? – Contestó Joe
-¿Para qué me llamaban?
-Nunca te llamamos – me dijo un tanto confundido
-Pero si Claire me dijo que habían llamado desde tu casa
-A ver… espera – alejó el teléfono y comenzó a gritar - ¿¡Amor!? ¿Acaso llamaste a nuestra huésped, sabiendo que está en horas de trabajo?-¿Qué me culpas de estar llamándola? Eres tú el que siempre llama a Melissa, sabiendo que está ocupada con el nuevo libro

Reí, pelean como si yo no estuviese escuchando
-Ok, Melissa… ella no te llamó, yo sé que no te llamé ¿Quién te puede llamar desde mi casa?
Otra vez una luz de esperanza me iluminó
-Pu-puede ser… - ahogué un grito de emoción
-No es así Melissa, él está muerto – me dijo enojado
-¡N-no! ¡El no está muerto!
-No me obligues a ir a buscarte Melissa y darte un buen castigo
-¡No tengo 10 años! – Miraba a todos lados desesperadamente, como si las paredes me dieran una respuesta
-Me estas obligando a hacer algo que no quiero
-Joseph – fijé mi mirada en una foto donde estaba Nicholas abrazándome - ¿qué no quieres hacer?
-Melissa, perdóname – cortó el teléfono.

¿De qué estaba hablando Joseph?

Paranoid | Nick Jonas | a.u.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora