Sonata de Libertad

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Haechan insistía en buscar a Mark cuando salía de sus clases, lo hacia más por el mayor que por él mismo.

Porque Mark era muy sensible y tan solo una pequeña equivocación acababa destruyendolo y frente al cruel mundo y sin protección, terminando con él.

Descubrió aquello el día en que se retraso un poco y encontró al chico caminando sin cuidado por la carretera, sin mirar a su alrededor y dejando pasar de largo los pitidos por parte de los conductores.
A Haechan le había pegado el susto del siglo y había corrido para sacarlo de allí, para ver luego a un Mark que se consumía en el llanto, y repetía una y otra vez que no podía hacer nada bien.

El menor había cantado para aliviarle el dolor y Mark había sonreído nuevamente, no con el mismo brillo de antes pero sí con el mismo amor.

Y eso bastaba para calmar a Mark y sacarlo de la oscuridad en la que se hundía, o al menos eso creía Haechan.

Había intentado hablar muchas veces con él, pero Mark sólo le decía que estaba bien y que la sonrisa que le regalaba y los cantos que entonaba eran suficientes para hacerlo feliz.
Pero Haechan no se sentía tranquilo con eso, así que había ido con la señora Lee, quien con indiferencia le había dicho "son cosas de jóvenes, él sabrá como afrontar sus problemas."

O no.

La madre de Mark no estaba de acuerdo con los deseos de su hijo para ser pianista y ella misma desprestigiaba cada una de las cosas que el chico hacía.
Así que, lo que fuera de Mark a la señora era lo que menos le importaba, porque ella era de esas que no veía un futuro en su hijo.

Pero Haechan veía el mundo en Mark, veía más de lo que alguien podía esperar e imaginar, veía un infinito lleno de arte y vida.
Y se había prometido estar ahí, para sostener al mayor cuando estuviera a punto de caer, para formar una obra musical con él.

Su obra musical.

La más bella de todas las existentes sobre la faz de la tierra.

Falling Apart [Markhyuck / Markchan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora