Un hombre en quien no confiar

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John no podía entender como una aficionada podía contar tan extraordinaria historia, aquel segundo relato lo había perturbado. El creía que la Sña. Greenwold era en verdad una escritora y ella no creía que John sea en verdad un escritor de novelas policiales, primero porque no podía entender porque el no se intereso con el relato del tren y luego cuando ella le pregunto la idea de su próxima novela, John respondió titubeando que no, después la Sña. Greenwold le pregunto nuevamente la idea de su próxima novela, y John la dijo, entonces había mentido, John también mencionó que antes había visto a la Sña. Greenwold y por ultimo, al final de la novela de John, debía asesinar a la Sña. Greenwold, en ese punto se detuvo, y la miro a los ojos, entonces la Sña. Greenwold pensó: si no era usted un escritor, ¿que otro argumento podría relatar un asesino, más que su propio plan para matarme?

La Sña. Greenwold le revelo a John que Robert no había llamado a la policía, entonces ella tuvo que matarlo, debido a esta situación la Sña. Greenwold le dijo a John que lo tenía que matar, ya que esas dos historias eran verdad, entonces John era testigo de los asesinatos de Helen y de Robert, producidos por la Sña. Greenwold.

Ella le dijo a John que en su taza de te introdujo sales de bario, que al principio sólo sentirá un malestar en el estomago y un hormigueo… algo muy molesto. Después vendrán los temblores. Eso significa que ha avanzado sobre el sistema nervioso y que debe darse prisa, ir hacia su casa, pero cuando corriera el veneno de difundirá más rápidamente y tendría que llamar a una ambulancia.

los vecinos mueren en las novelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora