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Érase una vez...

Hacía muchísimos años, cuando las dos Corea eran solo uno, el país era gobernado por sólo un reino. El reino de los Kim, el cual consistía por el Rey Kim Jangmin y su esposa Kim Hyesun. Ya en sus edades avanzadas decidieron que querían ver a sus tres hijos casados, por lo que tuvieron una sesión para conversar sobre sus futuros matrimonios. Tenían muchas opciones para escoger las futuras esposas de sus hijos, todas de familias importantes o de clanes japoneses o chinos con los que tenían fuertes lazos a pesar de los conflictos entre dichos países. Sin embargo los tres hijos solo tuvieron una condición: que aceptarían casarse con cualquier chica que ellos lo impusieran si es que no lograban casarse con la chica más bella del reino.

Park Suyeon era la chica más hermosa del reino, provenía de una familia bastante humilde a fueras de la capital del reino. Sin embargo, era bastante conocida por los rumores que corrían de ella al decir que era como la Blancanieves del reino. Con muchos pretendientes tras de ella, pero inmune a ellos.

No les hacía caso, haciendo que genere más la curiosidad y atención de los hombres por conseguir su amor. Inclusive los príncipes Seokjin, Namjoon y Taehyung habían tenido curiosidad por ver cuán bella era hasta que en la ceremonia por el festival de medio otoño la vieron por primera vez entre el público.

Ella había venido al festival por curiosidad. Y ahí la habían visto, enamorándose de ella a primera vista. Con sus prendas bastante desgastadas y el cabello enmarañado, más su rostro era tan hermoso como la rosa. Con un ligero sonrojo en las mejillas, blanca como la nieve, y unos ojos preciosos de color café que atrapaban a todos. O quizá fueron sus labios de color cerezo, natural, que resaltaban su rostro. Los príncipes no lo sabían, pero querían casarse con ella.

Sin importar qué.

El mayor de los príncipes fue el primero que hizo el viaje a fuera de la capital en búsqueda de la chica. Había cogido una carroza, para llevar la ventaja sobre sus dos hermanos, Namjoon que iba en su caballo de carreras, y Taehyung, el menor, en un caballo bastante viejo, pero que era muy preciado para él.

El príncipe Seokjin tocó la puerta del humilde hogar y solo bastó un par de segundos para que un hombre en edad avanzada saliera. Podía reconocerlo, el padre de la hermosa dama a quien venía a proponerle matrimonio. No preguntó por ella, sino que sacó su armadura e hizo una reverencia, mostrando respeto al hombre frente a él.

-Soy el heredero mayor del reino, Kim Seokjin, y he venido a pedir su consentimiento para que pueda casarme con su hija. Tengo muchas riquezas y le daré todo a su hija si es que me concede el permiso de hacerla mi mujer.

Seokjin era astuto, pero el anciano era muy sabio. Muchos ya habían venido antes, incluso de reinos de otros países, sin embargo su hija había rechazado a todos. Sabía cómo rechazarlo. Su hija no quería casarse. Sin embargo, antes de decir algo, el joven se le adelantó.

-He oído que su hermosa hija ha rechazado a todos antes, así que déjeme decirle que si ella no se casa conmigo me suicidaré.

Seokjin realmente no quería casarse con alguien que no fuera Park Suyeon. Tras haber dicho esas palabras retrocedió. —Volveré mañana, a las 3 de la tarde, y querré su respuesta. Con permiso.

Y así como de pronto vino, se fue.

No mucho después la puerta del humilde hogar volvió a sonar y el anciano encontró a otro príncipe, pero a diferencia del primero este no traía amardura, pero sí su traje de príncipe. Además tenía un caballo a su lado.

—Buenas tardes, señor Park. Soy Kim Namjoon, heredero del reino Kim. He venido a pedir permiso para que me permita casarme con su señorita hija, Suyeon. Le prometo darle mucha felicidad y riquezas, por lo que nunca le faltará nada.

El anciano frunció el ceño. Era la segunda propuesta en un día, aunque claro, eso no era raro, ya estaba acostumbrado, pero nunca había visto que dos hermanos le pidieran su consentimiento.

—Si no me concede su permiso, lamento decirle que me envenenaré. —dijo. El príncipe Kim Namjoon quería casarse con la muchacha y recurría a todos los medios posibles para que esto fuera real.

Pronto se marchó, dejando la intriga al anciano. Nunca antes le habían amenazado con suicidios ¿Ahora qué iba hacer? ¿A quién le concedería a su hija? No quería cargar con la conciencia de que alguien se mató por su hija, y sabía que ella tampoco lo quería. Y antes de dirigirse a la habitación de su hija, para informarle, la puerta volvió a sonar.

Al abrirla encontró a un joven encima de un caballo, con vestimenta bastante casual, pero podía reconocerlo. Era el heredero menor del reino. Kim Taehyung. El joven se colocó a de rodillas tras bajarse del caballo. —Buenas tardes, señor Park.

El anciano no podía creerlo. Los tres herederos venían a pedir su consentimiento para que les permitiera casarse con su hija. Pues el joven también había advertido que se suicidaría si no le permitía casarse con su hija, y tal como los otros dos, se marchó diciendo que volverían al día siguiente, a las tres de la tarde, para su respuesta.

El anciano preocupado, finalmente tocó la puerta de la habitación de su hija. Inmediatamente, Suyeon salió con una ligera sonrisa sin saber lo que su padre le diría, quizá le mandaría por un pedido a la ciudad y últimamente le gustaba ir allí, pues antes, al ser menor de edad, temía que algo le sucediera, pero ahora que tenía 21 años, ya era un poco más libre. —¿Qué sucede padre?

Le preguntó con voz dulce, sin embargo el padre ingresó a la habitación de la joven tomándole los hombros y empezó a narrar lo que había sucedido. La dulce y bella joven escuchó y comprendió el dilema de su padre. Su padre era un hombre sabio que había podido deshacerse de los pretendientes de su hija, pues ella realmente no quería casarse, no aún.

—Padre, no debes preocuparte en quién debes escoger, yo lo haré.

Le dijo. Por primera vez, vio a su hija con decisión conforme al matrimonio. Así que asintió y salió de la habitación. Su hija tenía razón, la que debía escoger era ella, aunque el resultado fuera trágico.

Al día siguiente la puerta de la humilde casa volvió a sonar, exactamente a las tres de la tarde. Los tres príncipes habían llegado, ansiosos por la respuesta del anciano. Sin embargo, este les dijo que pasaran, que ella escogería.

Eso les tensó y emocionó a la vez. Sería honroso para ellos saber que había sido escogido por ella personalmente que por su padre. Los tres siguieron al anciano que se detuvo en la puerta de la habitación de su hija.

La puerta sonó una vez, dos veces, tres veces... más nunca se escuchó nada.

Ni una voz, ni una pisada.

Su hija ni siquiera había salido.

Así que entre los cuatro abrieron la puerta a la fuerza, pues les era muy extraño.

Al entrar a la habitación...

La escena era trágica.

La bella Park Suyeon se había suicidado.

Dejando una nota

No podré con la carga de saber que alguien se matará por mí, así que lo hago yo, para que ellos vivan.


Ser bella también es un defecto, un pecado...

Proposal +Ksj + Knj + Kth ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora