Capítulo uno

63 9 1
                                    

  —Luna, necesitamos que salgas de la sala. Ya es hora.

El murmullo del doctor es suave y en un tono de entendimiento, mas Luna sabe es inútil que ella salga de allí, ya que sólo causaría sufrimiento en el pequeño Tommy.

—Kings, sabes que no molestaré y haré caso en todo. Siempre me planteas que salga y nunca lo hago. ¿Para qué insistir?

Tommy la mira con una sonrisa y Luna le guiña un ojo, sabiendo que igual se saldrá con la suya. El niño devuelve el gesto apretándole un poco la mano a la joven.

—Simple protocolo. Te quedas, pero si algo se complica—dice, bajando el volumen de su voz en lo último—necesitamos que salgas.

Luna asiente, mintiendo. Si algo llegase a complicarse, sería cuando menos se alejaría de Tommy. Ella está a punto de hablar cuando un ensordecedor sonido la interrumpe.

Es como una explosión, pero lo atemorizante de todo, es que no es lejana. 

Cuando una ola de sonidos de disparos inundan todo el hospital, Luna y el doctor Kings ya están parados, mirando, atentos y por demás asustados, hacia la puerta. 

La joven mantiene su mano unida a la del niño, mientras éste aprieta un poco con sus delgados dedos, siendo el más asustado de todos. 

  — ¿Qué mierda está pasando?— farfulla Kings, mirando confundido a Luna.

Ella se encoge de hombros. 

Los corazones de las tres personas dentro de la habitación se encogen cuando escuchan gritos y llantos confundirse entre los disparos.  

La conexión en el pecho de Luna tironea fuerte, como un hilo atado a su pecho siendo ferozmente jalado.

Mira a Tommy y ve que en su rostro no hay dolor alguno, pero está claro que estaría sufriendo si no fuera por ella. 

De pronto hay un silencio abrumador, que en vez de relajarlos, les pone la piel de gallina y les acelera el corazón.

Pero nada de eso importa en el momento en que Tommy empieza a gemir de dolor. Las máquinas chillan a más no poder y alertan al doctor de que ya llegó la hora. 

Ambos, Luna y Kings, saben que aunque ella pueda evitar que Tommy sufra, la enfermedad que viene consumiéndole su pequeño cuerpo aún trabaja duro para conseguirlo y, en un momento u otro, llegaría la hora de despedirse. 

Los ruidos provocados por todas las máquinas a las que Tommy está conectado parecen llamar la atención de quién sea esté ocasionando esta pesadilla, escuchándose de pronto fuertes pisadas y llantos cada vez más cercanos cada vez que una voz fuerte grita por silencio. 

Luna es rápida y mira a los ojos a Tommy, éste relajando nuevamente su rostro, volviendo a la expresión relajada que tenía cada vez que la conexión existía.

Entonces las luces se apagan. Las máquinas dejan de chillar y Luna nota cómo Tommy comienza a respirar con dificultad, mas se mantiene relajado.

Pasos fuertes y voces grotescas se escuchan venir desde el pasillo, tiros y llantos a su paso.

Luna no nota exactamente en qué momento ella ha caminado hasta la puerta, sólo dándose cuenta de aquello una vez que la puerta se abre, entrando alguien, y se cierra al instante.

Hay un hombre un poco más alto que ella delante suyo; ropa completamente negra y la mitad superior de su rostro tapado con vendas negras. Luna deja de respirar, pero no tiene miedo. Siente que él no le hará nada. A ninguno de ellos.

—Vienen dos. Ya me encargaré del resto. Quédense aquí en silencio.

La voz es algo grave, escondiendo una suavidad en ese tono demandante.

Luna observa bien lo que se ve de su rostro. Labios rojos y finos. Ligera barba.

—¿Quién eres? —le pregunta. Estira su mano a la mano de aquél hombre, la mano que aún sostiene el picaporte de la puerta. Él no parece afectado en lo más mínimo de su toque, pero ella siente melancolía, una gran tristeza e ira inundarla.

Pero él no le responde a su pregunta. Sólo hace caso omiso de la mano de Luna sobre la suya y abre la puerta, yéndose en total silencio con pasos calculados y suaves.

Hay más fuertes ruidos ahora, golpes sordos oírse y algunas armas dispararse, cuando Luna vuelve a darle la mano a Tommy,  Kings va hacia la puerta.

Luna no tiene tiempo a detenerlo cuando el doctor ya está fuera de la habitación. Se le hiela el pecho al escuchar a Kings decir un "Ya no queda nadie dentro. El niño murió" seguido de un solo y traumático disparo.

Se sienta de espalda a la puerta sabiendo que ellos llegarán a ella, llegarán a Tommy.

Los pasos descuidado de pronto se escuchan dentro de la habitación, pero Luna deja de oír con claridad.

Tommy está convulsionado frente suyo, su pequeño cuerpo moviéndose desprolijamente mientras sus brillosos ojos dejan de mirarla.

El tirón en su pecho es increíblemente fuerte, más de lo que ha sentido alguna vez en toda su vida; tanto que no controla el llanto escapar de su boca y las lágrimas caer desenfrenadamente.

—Está todo bien—le promete a Tommy. La mano del niño está dolorosamente aferrada a la suya cuando el pequeño cuerpo queda inmóvil.

Apenas estira una mano para cerrar sus ojitos, siente un dolor frío recorrerle el hombro. Es como una fría correntada a través de su carne, un dolor agudo y escalofriante.

Las lágrimas le nublan completamente la vista pero va sintiendo la mano de Tommy soltar la suya y el tirón en su pecho desatarse lentamente.

Los hombres a sus espaldas gimen adoloridos y unos segundos después, hay una fuerza sacándola de su desolación. El dolor se intensifica, pero pronto está rodeada de unos brazos cargándola lejos de aquella habitación.

Intenta a más no podes mantener la consciencia, más aún cuando ve a su camino a enfermeras, camilleros, pacientes del hospital. Ata fuerte cada nudo, creando más conexiones de las que debería a la vez y muchos llantos dejan de oírse a su paso. Llega un momento donde su pecho duele y se siente sin aire, cuando todo se desata a la vez y ella cae desmayada.



Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 19, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Hurt [Daredevil/Matt Murdock]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora