ÚNICO

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Jeon Jungkook simplemente desde que era un pequeño niño le había encantado el arte. Para sus cumpleaños y navidades pedía siempre algunos rotuladores, lapices de colores y unos libritos para colorear, también uno que otro cuaderno y block para dibujar lo que se le ocurriece.

Y fue un día cualquiera, cuando a la edad de 14 años entró a una academia de dibujo que se hacía al terminar la escuela, fueron sus mejores años ahí, ya que podía expresar todo lo que sentía a base de los lindos trazos que hacía con su diestra. Pero claro que todo lo bueno tiene que terminar, cuando Jungkok se graduó de su instituto, derramó algunas lágrimas al despedirse de su profesor de arte y algunos de sus compañeros que asistian al mejor Taller que pudo haber estado en su vida.

Sus padres al darse cuenta que el dibujo era lo que le apasionaba a su hijo menor, no le negaron nada, no impusieron el sueño de su hijo, el más grande sueño del azabache.

Convertirse en un pintor reconocido a nivel nacional.

Y así fue como el lindo chico de sonrisa como de un conejito comenzó a estudiar artes en su universidad, fue el mejor de su clase y el que mejores notas tuvo en toda su generación.

Y es así como llegamos aquí, con su sueño cumplido, y miles de cuadros pintados en una de las habitaciones de su casa.

Jungkook despertó en medio de la noche, agitado y con el cuerpo sudoroso. La verdad era que, casi todas las noches acontecia lo mismo.

Y es que el azabache algunas noches -la mayoría- soñaba muchas cosas y algunas de ellas le inspiraban para crear nuevos cuadros. Pero hace unas semanas que comenzó a soñar con el lindo rostro de un chico; le encantaba, le encantaba lo simetrico y perfecto que era dicho rostro, desde sus cabellos castaños hasta su menton, su perfecto perfil y su sonrisa cuadrada que a veces la podía ver en sus fantasías, claro que le encantaba.

Habían veces que soñaba que era su novio, otras que simplemente lo veía pasar, o que eran amigos, y es que eran tantos sueños que había tenido con ese lindo chico, que no se acordaba con claridad de cada uno de ellos.

Por lo mismo, siempre que esto sucedía, Jeon aprovechaba y usaba su más grande pasión a su favor, pintaba el rostro del chico en miles de cuadros, desde las acuarelas hasta los lápices de colores, simplemente, quería guardar en su mente ese rostro hermoso que aunque era una fantasía, lo tenía enamorado.

Aunque tal vez, solo tal vez, ese rostro magnífico no era tan solo una fantasía.

Suspiró pesadamente para luego alborotar su cabello con una de sus manos, tomó su teléfono que descansaba en la mesita de noche y se fijó en la hora.

4:37 am.

Talló sus ojos con ambas manos hechas puños y se levantó rapidamente de su cama, no le importó mucho que hiciera demasiado frío y solamente estuviera con su pantalón que usaba para dormir y a pies descalzos, luego se abrigaría. Corrió rápidamente a la segunda habitación que se podía encontrar en su casa, su taller de artes.

Prendió la luz y cerró la puerta viendo como en su escritorio, muebles y estantería, tenía todo pulcramente arreglado y acomodado, marcadores organizados por sus colores, rotuladores en diferentes apartados según la punta del mismo, pinceles tanto para pintura acrílica, normal o acuarela. Blocks de papel especial para acuarelas, pasteles y lápices de colores en una baldoza de su estantería, algunas una de sus obras colgadas en las paredes o apoyadas en algún sitio, y un montón de cosas más que simplemente le encantaban. Sumado a todo eso tenía unos cuantos atriles que de vez en cuando usaba para sus obras.

the pencil between my fingers ─ kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora