CAPITULO 1.
Enero del 2016
Tras el repentino fallecimiento de mis padres en un trágico accidente automovilístico, tuve que aprender a cuidarme sola, tenía tan solo 16 años cuando tuve que mudarme de Valdivia al centro de Santiago.
Al terminar de empacar miré la que sería por por última vez mi casa para ir a un lugar totalmente desconocido para mi, dejando atrás mi pacifica vida.
Dejando todo atrás despidiéndome de mi mejor amiga Ana, ambas nos abrazamos llorando¿Estas segura de ir? Sabes que puedes quedarte en mi casa.
Mi mamá te quiere como otra hija más, incluso más que a mi creó, intentó reír pero su risa fue leve y desapareció en un instante.
Descuida Ana estaré bien, si me necesitas me puedes llamar o enviar un mensaje al whatsapp. Pero Miranda... No terminó de hablar porque empezó a sonar mi celular.
¿Aló? «tía Eugenia» si si ya estoy casi lista, (mi tía me esperaría en el terminal de buses de Santiago).
-¿Perdón que me decías? Nada olvídalo dijo y me abrazo e intento besarme(Ana es homosexual pero solo yo lo sabia).
Lo siento le dije bajando rápidamente las escaleras junto con una pequeña maleta, ella me siguió hasta el comedor donde estaba una foto de mis padres la agarre y la guarde dentro de la maleta.
Viendo por ultima la cual seria mi casa, cerré con llave y camine hasta el paradero.
-Ana insistió en acompañarme pero le dije que no-
No quería llorar más de lo que había llorado, me aterraba la idea de irme a la casa de una total desconocida a pesar de ser mi tía no creó haberla visto nunca.
Después unos 10 minutos paso la micro llevándome al terminar de Valdivia, tenía el pasaje para las 20:00 aún faltaba media hora, me senté cerca de los bancos mirando impaciente cada dos minutos el reloj en mi celular pero el tiempo se hacía eterno.
Guarde mi maleta mientras esperaba a ver como el bus partía, saque mi celular y vi que tenia unos 50 mensajes de Ana, no los abrí y simplemente ignore los mensajes, sacando mis audífonos para escuchar música. Me quede dormida mirando la carretera como se hacia de noche.
Después de unas largas doce horas de viaje finalmente había llegado a una ciudad donde todo era distinto para mi (las personas corrían de un lugar a otro y nose porque) me quede asombrada por la gran cantidad de personas, pero no veía ninguna que tuviera mi color de cabello anaranjado.
Sono mi celular era mi tía Eugenia ¿ donde estas? me pregunto le di indicaciones mientras esperaba que ella llegara.
Me llamo la atención unos collares que tenían el mismo color de mi cabello parecía un dragón con unos colores entre negro y naranjo, Miranda! escuche una voz que venia detrás mio, me voltee y era ella era demasiado joven como para ser mi tía sin decir que era bastante hermosa.
Hola tía dije ¿como me reconociste ? le pregunte algo anonadada, fue fácil dijo por tu hermoso cabello anaranjado, la verdad si podía sentir que la gente me miraba raro solo por mi color de cabello como si fuera la única colorina del mundo.
Me ayudo con la maleta mientras yo compre el dragón que me había gustado tanto. Me pregunto como había estado el viaje y todo eso le dije que bien, también me dijo que lo sentía por mis padres pero que estas cosas pasaban, no importa tía le respondí.
Luego de subirme al auto de mi tía, ella encendió la radio mientras terminaba de colocarme el cinturón de seguridad la maleta la había dejado en los asientos de atrás, luego de unos 10 minutos creo estábamos en su casa me baje del auto sacando mi maleta.
Cerro el auto y me paso unas llaves indicándome con cual debería abrir pero al entrar a su casa pude percibir un olor como algo en descomposición, ni siquiera me dio tiempo para preguntarle cuando me jalo del brazo quitándome mi maleta, encerrándome en una pequeña pieza.
Luego de pedirle que me sacara una y una otra al final me rendí, saque mi celular para alumbrar pero me quede helada cuando vi un cuerpo en descomposición ni siquiera pude acercarme.
Me pase toda la noche llorando cerca de la puerta pero por mas que llore nadie me ayudo.
Nose cuanto tiempo habrá pasado pero sentí que alguien abría la puerta y en medio de la oscuridad de aquella habitación sin ventanas pude escuchar una risa que hizo que se me pusiera la piel de gallina.
Tranquila chiquita dijo la voz todo estará bien, sin embargo me saco arrastrando de la habitación tirándome al piso mirándome y diciendo que mi cabello era muy hermoso de un color naranjo que el nunca había visto.
Imagínate lo que podríamos hacer con ella comento mi tía, es una joyita respondió aquel hombre que nunca había visto, me levante del piso y sentí como me miraban de forma extraña.
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Anaranjada©
Short StoryTras fallecer sus padres Miranda Miller tuvo que aprender a cuidarse sola, de mala manera aprendió que el mundo no era de color Rosa como se lo habían hecho creer sus padres.