"La camarera"

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 Aquella vez en el restaurant, estaba cenando spaghetti con unos amigos del trabajo, cuando se me acerca la camarera y me trae una cerveza bien helada.

 -Disculpe, yo no ordené esto-.

 -Descuide, es cortesía de la casa-. Me responde con una sonrisa.

 Mis amigos se empezaron a reír disimuladamente y cuando les pregunté por que se reían Emanuel me contestó.

 -¿En serio no notaste que ella te estaba coqueteando? Vaya galán que resultaste ser-.

 Cuando nos fuimos me di cuenta de que me dejé el teléfono arriba de la mesa, así que volví al restaurant, pero mi teléfono ya no estaba ahí por lo que me acerqué a la camarera que me había atendido.

 -Si, lo vi y lo guardé aquí por si volvías. También agendé mi número ahí por si quieres que nos veamos alguna vez-. Dijo ahora con una sonrisa coqueta.

 Al día siguiente la llamé para arreglar un encuentro. Pero no me atendía y cada vez que llamaba la contestadora se volvía más extraña.

 -El teléfono se encuentra apagado o fuera del área de cobertura en este momento. Por favor, deje su mensaje después de la señal, al finalizar, podrá seleccionar más opciones marcando 1-.

 -El teléfono con el que intenta comunicarse es robado. Por favor, no vuelva a llamar o se le arrestará-.

 -El teléfono celular con el que intenta comunicarse, no existe-.

 Después de varios intentos fui a verla al restaurant. Cuando llegué preguntando por ella, el de la cocina me dijo que no la conocía. Le dije que era alta; como de 1 metro 80, pelo lacio, castaño, ojos celestes como el agua. Dijo que no conocía a nadie con esas características.

 Me fui a mi casa para tratar de comprender lo que había pasado, cuando de repente me llega un mensaje de un número desconocido que decía lo siguiente:

 -Hola, soy Lucía, la camarera que te atendió ayer-.

 -Hola, ¿cambiaste de número?-.

 -Si, es que se me rompió el teléfono ayer y me tuve que comprar otro-.

 -Ok, podemos arreglar para vernos, si quieres...-

 -Me encantaría, ¿cuándo?-.

 -¿Esta tarde te parece bien?-.

 -Si, ¿en dónde?-.

 -En donde nos conocimos-.

 -Genial-.

 -¿A las 5:00 de la tarde te queda bien?-.

 -Si, está bien por mi-.

 -Ok, nos vemos ahí entonces-.

 El día se hacía más largo, ya no sabía qué hacer para pasar el rato. Los segundos se volvían minutos y los minutos en horas. Jugué con la xbox, vi televisión, miré mis redes sociales, hasta que al fin se hicieron las 4:30. Salí de mi casa y fui directo al restaurant, llegué a las 5 en punto y aparté una mesa de dos sillas. Esperé, esperé, esperé y esperé hasta que se hicieron las 6, me cansé de tanta espera y hablé con ella por chat.

 -Hola, ¿dónde estás?-.

 -Perdón, se me hizo tarde, pero ya salgo para allá-.

 Mientras esperaba tomé un par de cervezas. Se hicieron las 7 y volví a hablarle por chat.

 -¿Dónde estás? ¡Han pasado 2 horas y todavía no sé nada de ti!-.

 -Perdón, no podré llegar. Mi madre enfermó y está internada en el hospital-.

la camareraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora