Cuantas veces al día vivimos con la certeza de que allá fuera quizás por el universo, exista una sola persona única y exclusiva para ti, ¿Que dirías al respecto?.
Quizás todas esas palabras sean solo extrañas o basura pero hay una cosa que Park Chanyeol tenía segura y es que aquel bello bebé era suyo...
Bueno el término "suyo" sabemos que abarcan muchas cosas y entre esas el ser dueño o ser destinado, y ahí es a donde vamos.
Todo empezó una mañana de octubre, el día había sido soleado muy raro para las fechas en las cuales llegaban las lluvias y algo de frío no intenso, Park Chanyeol un joven de no más de veinticinco en años humanos, pues él no era de ese mundo ¿Suena raro?, pues es completamente verdad.
La gente de ahora ya no cree que exista vida en otros planetas pero así era y él era una prueba viviente de ello, con casi dos metros de altura, cuerpo musculoso natural, cabello rizado color plata, ojos distintos a los demás porque el derecho era negro, un negro tan intenso que quien lo veía quedaba enamorado mientras que su ojo izquierdo era de un azul cielo precioso.
Chanyeol vagaba por los diferentes planetas tratando de encontrar ese pedacito que le faltaba tanto a su alma como a su corazón, además de hacer unas cuantas cosas por los suyos. Siendo una raza poderosa los Body eran conocidos por ser los mejores en prácticamente todo.
Aunque todos sabemos que siempre hay una debilidad y esa era su destino. ¿Suena raro?, pues para ellos era lo más normal y preciado, pero a la vez doloroso y difícil.
Durante su último viaje al planeta tierra paso lo que nunca pensó que pasaría, mientras arreglaban un papeleo por unas tierras que valían más de miles de millones claramente su dinero valía mucho más que el común en el planeta tierra así que comprar algo era sumamente fácil para ellos.
Habían recorrido las grandes hectáreas del terreno cerrando el trato lo más rápido que pudieron esa noche Chanyeol y su "tripulación" como a ellos les gustaba llamarse emprendieron su camino a un bar muy conocido para ellos pues no era la primera vez que visitaban la tierra, muchos los miraron raros pero nadie hacía lío de ellos ya que se habían acostumbrado.
—¿Que opinan de ello?— pregunto Chanyeol refiriéndose al terreno recién comprado.
—Me gusta, es grande así que podremos hacer nuestras cosas sin que la vía esté detrás de nosotros— respondió Jongin encogiéndose de hombros después.
Nadie dijo más y se dispusieron a beber y comer alguna fritura, todos sabían que la vía era como un grano en el culo pero también sabían que era buena y ayudaba en ocasiones.
La vía era como el centro de control donde se registraban por si iban a viajar y entrar a otros planetas, era mucho estrés en ocasiones pero habían evitado cientos de peleas durante un buen tiempo.
El bar se empezó a llenar demasiado rápido para su gusto así que decidieron mejor salir y buscar una cafetería nocturna donde sirvieran también algo de comida, era muy raro verlas pero ahí estaban.
—Siento algo extraño Chanyeol— comentó Jongin de repente poniéndose en alerta.
—Igual yo— Chanyeol asintió cuando su corazón empezó a latir más rápido de lo normal, jamás había sentido algo así ni siquiera cuando le tocó pelear a muerte por su territorio en su planeta natal.
—¿Vamos?— Jongin preguntó un tanto seguro Chanyeol movió la cabeza en un asentamiento leve y se separaron de los demás para emprender en una diferente dirección, los demás no preguntaron pues sabían que regresarían a salvo.
Hubo un momento en el que pensaron que estaban locos pero los dos se encontraron minutos después frente a una casa bonita y hogareña en todos los sentidos color rosa pastel.
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Twisted universe [3S]
Fantasy[NO EDITADO] Los años pasan volando, y el anhelar ese pedacito que te falta, puede llevarte a cometer una locura. Chanyeol y Jongin, no lo sabían pero esos dos bebés serían su perdición a un nivel superior. Crecimiento, miedo, confusión, entre otro...