-ROSS-
-Llegué- Grité al entrar por la puerta del pequeño apartamento que compartía con mi hermano, Aiden.
-Me alegro que hayas llegado hermanito-Dijo mientras corría hacia mi con notables ganas de molestar- Te tengo excelentes noticias- Dice con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Conseguiste trabajo al fin?- Le reprocho con descaro.
-Ey, dije que tenía noticias, no que había ocurrido un milagro- Me dice a carcajadas.
Les explicare un poco porque su burla hacia conseguir un trabajo.
Hace aproximadamente 6 años que Aiden y yo dejamos el nido en el que papa y mama nos criaron. Vivíamos a las afueras de Atlanta, pero decidimos mudarnos a New York, para tratar de conseguir mejores oportunidades en cuanto al estudio, ¡Oh gran manzana gracias por existir!
He aquí la palabra clave, tratar.
Aiden aun sigue estudiando Licenciatura en música instrumentista, un pasatiempo más que una carrera o empleo, si me preguntan.
Yo opte por algo más realista, economía. La economía está en todas partes lo cual me abre muchos campos en cualquier parte del mundo.
Prosiguiendo, a papa y mama no les gusto mucho la idea de que sus únicos, adorables y gemelos hijos se mudaran a otro estado, por lo que nos obligaron a empezar desde cero, teníamos que buscar empleos para poder pagar el alquiler del departamento, decían que con esto nos volveríamos independientes y maduros.
-Si claro, madurar- Susurro mientras observo como Aiden intenta pelar un plátano con la nariz. -Vamos Aiden, tengo tarea por terminar y mañana trabajo temprano y lo sabes- Le digo de mala gana.
-Claro, claro, me enteré que esta noche Lissa daría una fiesta para celebrar que las clases acaban en unos días.
-Por si no recuerdas inepto hermano mío, hoy es Martes, ¿quien hace fiestas en martes?- Preguntó abriendo la nevera, buscando algo para alimentar a mi pobre estómago.
-Lissa lo hace, anda tenemos que ir, habrá muchas chicas ahí, o bueno chicos para ti- Me dice moviendo extrañamente sus cejas.
-No desperdicies tu tiempo Aiden, tenemos 24 años, es hora de dejar atrás la etapa de fiestas y pensar en el futuro, y deja de insinuar que soy gay por favor.
-Bien, si no quieres ir lo entiendo, siempre puedo llevar a Arnold- Dice mientras alza sus hombros despreocupadamente.
-¡Ey Arnold!- Imito la voz de una niña, dejando escapar una carcajada.
-Si claro, madurar y ser independientes- Suspira Aiden.
-Aravis-
-¿¡Alguien puede atender la mesa 4!?- Gritó irritada por la falta de personas que cumplan con su trabajo.
-Oye anciana, porque no te calmas y dejas de gritar por un segundo- Dice Ariel.
-Tengo una mejor idea, ¿por qué no mejor vas y atiendes la mesa 4?- Le digo con tono enfadado.
-Tengo una mejor, porque no te jodes- Dice mientras se acerca a la mesa 4.
Abro la boca indignada ante tal atrevimiento.
-Adolescentes estúpidos- Digo enojada mientras limpio la mesa donde se encuentra la caja registradora- ¿Por qué no mejor creces un metro más? Enana.
- De nuevo peleando con tu doble personalidad eh- Ríe Flora.
- ¿Escuchas eso? Creo que es Aurora pinchándose con una rueda, ¿Por que no vas y observas que es?
-Alguien amaneció de mal humor- Me dice.
-Lo lamento- Me disculpo, - Es solo que la universidad me tiene muerta, eso de dormir debajo de un puente me tienta- Digo bostezando.
-Bueno, siempre existe la prostitución.
-O vender un riñón.
-O trabajar- Dice Richard, el dueño del local.
-O trabajar- Repetimos al mismo tiempo Flora y yo.
-Aquí están los pedidos de la mesa 4 chica hada- Dice Ariel.
-Pues gracias chica sirena- Contesta enojada Flora.
Estalló en risas, vamos no siempre se presencia una pelea involucrada con Disney.
Flora ha sido mi amiga desde que tengo memoria, nuestros padres se conocen desde antes de que los dinosaurios se extinguieran, increíble, pero cierto.
Ambas estudiamos psicología, por lo cual siempre estamos juntas, desgraciadamente quien siempre está con nosotras igualmente es Benedict, su hermano, si odio levantarme temprano a Benedict lo odio el doble.
Tal vez se pregunten porque lo odio tanto, un simple motivo; hace 4 meses rompimos nuestra relación porque me fue infiel, y no es el hecho de que lo hizo, si no con quien lo hizo, se metió con mi prima, Lissa.
-Esa perra- Gruño.
-Pensando de nuevo en Lissa eh- Se ríe Flora.
-Algún día le llegara el karma- Digo mientras me acomodo las gafas.
- Si claro, el karma me supongo, eres tú manejando un carro y arrollándola.
- Flora por dios- Digo cubriendo mi boca- Yo no tengo carro.
Ambas estallamos en carcajadas y volvemos al trabajo.
"No estaría mal comprar un carro" Pienso.
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La Chica De La Estación 23.
Teen FictionEn un dia cualquiera, el apuesto y adorable Ross Brown se dirigía corriendo hacia la parada del tren, por asares del destino el tren lo dejo atrás, incitando que conociera a cierta persona, la misteriosa chica de la estación 23.