Paraíso e Infierno

1.9K 85 12
                                    

Sus cejas negras como la noche, sus ojos que hacían un perfecto juego con estas. Su cuerpo perfectamente lleno de tatuajes que me intrigaban, pero es como si él supiera exactamente donde tatuarse, un perfecto lugar en su moldeado cuerpo.

Reparó sus músculos de la espalda suavemente con mis dedos, su cuerpo precioso esculpido por los dioses como si él también lo fuese; su mirada se cruza con la mía, lo sé, le encanta mi tacto.

Su voz tiembla cuando pronuncia mi nombre y humedece sus labios como reflejo, haciéndome sentir satisfecha. Sé lo que quiere, y no dudo en que yo también, pues no se lo negaré.

Un beso provocará su cuerpo y el mío que al lado de él se ve tan frágil como una hoja que cae en otoño dejando su hogar que fue el árbol done nació y ahora tiene que morir para que otra hoja ocupe su lugar, y eso pasará conmigo, mi alma cambiará en el momento cuando él y yo nos fundamos, todo cambiará para siempre, pero él no sabe mi secreto, mi verdad, soy un demonio, cambie desde que morí de una terrible manera por un impulso malvado...

“Quiero llegar abajo impacientemente, el calor me emociona. Encajaré en ese mundo al contrario de este durante mis veinte años de vida, este mundo que se atreven a llamar real donde dulces sonrisas y esas caras de tontos al estar enamorados, que cada vez que las recuerdo me dan nauseas, pero a donde voy las sonrisas son siniestras y te pueden herir si quieren pero no lo harán si demuestras ser más vil que ellos.

No voy a hacer amigos, los repugno, excepto al Rey de Abajo, Rey con una filosa cola, cuernos en su cabeza, un tridente ardiente, gigante y peligroso, y su cuerpo rojo como el fuego que es su adoración. Y por supuesto que excita pensar en él, es decir, ¿A quién no? El amor de mi muerte, eso es él.

Con solo decirle al Rey que mate a mis padres y al resto de mi familia con un simple cuchillo en sus gargantas, se me hizo tan fácil ya que no lo veían venir, después a sus cabezas decapitadas y algunas partes de sus cuerpo que mutile, las incendie, pero las otras, pueden llamarme cursi o tonta si quieren, pero las tiré al lago donde solía ir con mis padres, pero no exactamente por nostalgia sino porque ahí ocurrió un terrible acto, mi nacimiento, no quería venir a este mundo, ¿Por qué vivir en un mundo estúpido?

Con decirle eso al Diablo, mi querido amor, será mi amigo y el infierno me respetará.

Es tiempo, mi cuerpo huele a gasolina y mis venas reclaman furor; mientras recuerdo lo sucedido, una caja de fósforos está en mi mano y con tan solo un poco de chispas mis deseos se convertirán en realidad.”

Vaya, que recordaba mi muerte como si hubiese sucedido tan solo ayer, después de que morí incinerada, el Diablo me revivió, me convertí en demonio para matar a un Ángel en especial que quería muerto, pero desafortunadamente me enamoré del Ángel que tenía que asesinar pero por él cambie mi ser, mi forma de pensar, y ahora debería hacer algo, sé que se lo debería contar antes de volvernos todo el  uno por el otro, aunque yo ya lo sienta así.

No puede, pero debo, un segundo sin contarle condeno cada vez más mi alma. Entonces tomé aire soltándolo y le conté todo sobre mí, lo que en realidad era, y él solo me miro confundido y desorientado.

Terminé contar la historia, la cruel realidad, él cambió removiendo sus manos de mi cintura y se sentó en el borde de la cama, me dio la espalda y solo dijo:

-Mi corazón late al ritmo de mi amor

El amor que no siento por nadie

El amor que desapareció recientemente

El amor que dejo de existir

Cuando encontré la verdad de tu ser

El amor que dejo de recorrer el aire como si fuese parte de él y a su ritmo

Así mi corazón dejará de latir y por eso moriré

Por falta de amor puro.

E instantáneamente se volvió cenizas después de sus últimas palabras, es la última vez que lo veré en este mundo como un Ángel y yo como demonio. Cumplí misión, lo maté ¿Pero a qué precio? Lo perdí y con él también me fui yo. No puedo perderlo así, solo necesito entrar a una iglesia y también me convertiría en cenizas. Sin pensarlo un segundo más, salté de la cama en panties y una blusa que si apenas me cubría.

Fui a la iglesia que quedaba en la esquina de aquel barrio, después de todo tenía que pretender ser humana.

A un paso de entrar a este veneno para los demonios, el sacerdote me miró divertido y con compasión, vaya que me recordaba que los humanos aún podía sentir cosas buenas en ellos; me iba a ofrecer unas mantas para cubrirme pero yo solo veía la alfombra roja escarlata que estaba al comenzar la iglesia y terminaba en el altar, y de repente de nuevo olía el gas de cuando morí siendo humana.

Si avanzaba iré a un espacio entre el cielo y el infierno, el limbo, el purgatorio, como lo quieran llamar, donde los errores o quien eres no importa, ahí estará él, no importará que haya quebrantado leyes enamorándome de un Ángel.

Di el paso y mi cabello floto por un momento, vi al sacerdote bendiciéndose dejando caer las mantas mientras yo me convertía n cenizas desde la punta de mis pies hasta el último hilo de mis cabellos.

Mis últimas palabras:

-Aquí voy mi Ángel.

Paraíso e Infierno [CUENTO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora