Prólogo.

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Tammy abre la puerta de su departamento con tan poca voluntad que espera espantar a quién sea que ose interrumpir su momento de autodestrucción emocional, se espante al ver su rostro de pocos amigos. A medida en que la puerta se abre la figura de un hombro va apareciendo, la de un hombre cargando una caja de pizza y dos six pack de cerveza, figura que conoce bastante bien.

Rino observa a su mejor amiga del otro lado de la puerta y cambia su rostro inexpresivo para dar lugar a una pequeña sonrisa. La única sonrisa honesta que dió en los últimos cuatro días.

La rubia deja a su amigo ingresar y cierra la puerta detrás suyo. Ella camina a la cocina mientras él se dirige a a habitación de Tammy, destino que luego toma ella también.

Se sientan enfrentados, como indios, antes de abrir dos latas y chocarlas a modo de brindis.

— ¿Por qué quieres brindar hoy? — pregunta ella.

Él hace una mueca de disgusto. — Por las personas infieles, descaradas y egoístas.

Tammy lo mira con sorpresa y se aguanta el averiguar qué sucedió, pensando en hacerlo cuando ambos lleven varias cervezas en su sistema.

— ¿Y tú, mujer?

Se lo piensa unos minutos y asiente. — Por los ex novios patanes, buenos para nada, imbéciles, engreídos y malditamente calientes.

Rino mira a su amiga en forma de interrogación, ella se encoge de hombros y juntos cuentan hasta tres antes de dar un trago larguísimo a sus latas.

El reloj marca las 2:34 a.m. cuando la dupla se acaba el segundo six pack. La caja de la pizza yace en el suelo junto a las latas vacías, ya que la cama se había convertido en el escenario donde bailaban y cantaban sus canciones favoritas.

Tammy, quien al abrir el mini refrigerador que tiene en su habitación, descubre que ya no hay más alcohol y se gira hacia Rino con un puchero en sus labios. Rápidamente sus ojos se aguan y sus labios tiemblan segundos antes de que el primer sollozo se escape y las lágrimas caigan en cascada. Rino no tarda en abrazar a su amiga y sentarse en la cama con ella en su regazo, siente las lágrimas mojando su playera azul marino pero no podría importarle menos. Acaricia la espalda y el cabello de la mujer entre sus brazos mientras se jura que si ve al ex de su amiga por la calle le daría unos cuantos merecidos golpes. Él sabe que ella no está así solo porque descubrió que no hay más cerveza.

— Estoy tan harta del amor, Rino. — murmura entre sollozos. Él suelta una risa amarga antes de contestar.

— Somos dos, Tammy.

Pasan algunos segundos hasta que ella nuevamente abre la boca. — Pero harta en serio.

La carcajada de Rino ahora es más simpática y asiente con su cabeza. — Lo sé, igual yo, todo lo que quiero ahora es alguien con quien pueda tener encuentros casuales y que ambos tengamos claro que nada más pasará entre nosotros, que no hayan sentimientos de por medio. — el castaño suspira. — Algo así como amigos con derecho.

El silencio abunda la habitación salvo por los sollozos cada vez más pausados de Tammy. Una idea, de repente, llega a su cabeza. Se incorpora rápidamente para mirar a su mejor amigo a los ojos. Las perlas azules la observan fijamente.

— ¿Y si somos amigos con derecho?

Rino frunce el entrecejo y piensa que su mejor amiga se ha vuelto loca. Va a replicar pero ella lo corta.

— Ambos buscamos lo mismo, alguien que nos dé placer pero que no se involucre en plan amoroso, piénsalo. — su voz suena casi suplicante. De repente la idea de tener sexo con su mejor amigo le resultaba muy atractiva y apetitosa.

Rino se lo piensa unos segundos. En su mente ríe, ningún hombre analizaría tanto la situación sí una mujer como Tammy le ofrece algo similar, pues debe reconocer que su mejor amiga es una de las mujeres más hermosas que conoce.

El castaño suspira y entonces sonríe con un poco de arrogancia.

— Cuidado, señorita, no juegue con fuego. — Rino guiñó un ojo hacia la mujer frente a él.

Ella, con sus dientes manteniendo como prisionero a su labio inferior, respondió con total seguridad: — No temo a quemarme.

Y con esas palabras el pacto se selló y los mejores amigos llevaron su amistad a otro plano sin temor a quemarse.

« BURN »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora