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Allian

Todas mis amigas me miraban esperando mi respuesta

—Yo, eh-h, nunca...

—No lo dices en serio— me interrumpió impactada Jenn, una de las chicas que recién había conocido hace un mes, exactamente cuando ingresé a la universidad Pollet.

Había tenido que salir de casa por "problemas familiares", así que con todo el esfuerzo del mundo estudié para una beca en la famosa universidad Pollet. Noches y madrugadas estudiaba, mientras que en el día trabajaba, esa fue mi vida un tiempo hasta que el esfuerzo dió frutos y me aceptaron para la beca completa a la cual postulé; fue la felicidad más grande que haya experimentado, por fin podría salir de casa.

De ese infierno.

Los siguientes días fueron mucho mejores que los anteriores. Me mudé a una cuidad totalmente diferente a la mía; me instalé en un cuarto del que yo me tendría que hacer cargo, así que en las noches tenía que trabajar en una tienda de libros para poder pagar la hipoteca.

La pregunta fue formulada por Marie, la pelirroja de ojos esmeralda que era mejor amiga de Jenn; el poco tiempo que he conocido a estas chicas me he dado cuenta que no se callan nada, hablan de temas tabú, debaten entre ellas y tienen un pensamiento tan liberal y feminista que me dejaron maravillada.
Pero la pregunta que formularon hizo que sienta vergüenza y sé que no debería pero la sentí.

—Es que nunca he tenido novio.

Jenn, Marie y Emilia me miraron con los ojos abiertos.

—No se me hace muy extraño que una chica de veinte años siga siendo virgen, pero que nunca hallas tenido novio eso sí no te lo creo.— habló Emilia acercándose a mi.

Estábamos en la cafetería de la universidad, las cuatro en una mesa; por muy paranoica que parezca sentía que las voces de ellas eran tan fuertes que todos podían escuchar lo que hablábamos, dirigí mi mirada hacia los costados, pero todos se veían concentrados en sus conversaciones.

—No me conocen mucho pero, ¿saben?, no soy muy divertida; me gustan los libros, películas, series y todas esas cosas de frikis, y a los hombres les gustan las chicas espontáneas, divertidas, que sepan bailar y que puedan mantener una conversación sin sentirse avergonzadas.

—A ver, para tu coche, hermana. Sí tienes razón, a algunos chicos les gustan chicas espontáneas y divertidas, pero no hay que generalizar, hay otros que también son frikis y están buenísimos, por ejemplo... Ernesto.

Ese era otro problema, a los chicos que yo les gustaba jamás me atraían, y Ernesto era uno de ellos, teníamos los mismos gustos, éramos fans de los libros de Harry Potter, esa fue nuestra primera conversación, además escuchamos el mismo género de música, y al igual que con las chicas, nos hemos hecho grandes amigos, pero es eso solo amistad y he tratado de verlo con otros ojos, en serio trato pero no puedo.

—Ya les dije que Ernesto no me gusta.

—Sí, sí, pero es que es tan bueno contigo, te trata tan bien y además hacen una linda pareja...

Jenn siempre tan insistente, le eché una mirada acusatoria y volteó los ojos.

—Pero no te gusta.

—Exacto.

Emilia me miró y me sonrió, era la más cercana a mí, habíamos congeniado al instante en la clase de literatura, cuando tuvimos un debate sobre los mejores escritores románticos del siglo XX. No tenemos mucho en común pero nuestra conexión fue inmediata, luego ella me presentó a Jenn y Marie, que ya eran sus amigas, y Ernesto se nos unió un día que hablábamos sobre películas.

Gigolo © +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora