Es increíble como en la oscuridad del cielo nocturno florecen tantas estrellas en el firmamento, pero mejor aún es la belleza de esa Luna que ilumina cada noche los ojos de aquel lobo solitario cada vez que sube al risco más alto de la montaña.
Quizás esas estrellas que se aprecian solo durante la noche, son las oportunidades que tenemos en la vida de ser felices en momentos que creemos haberlo perdido todo. ¿Son millones cierto?
En una de las noches más frías del invierno, aquel Lobo subió como de costumbre al risco de la montaña. La Luna iluminaba todo el cielo y la tierra aquella noche.
El Lobo admirándola como si no existiera nada más, le preguntó a aquella Luna:
¿Por qué en la noche más fría del invierno brillas más? A lo que la Luna le respondió con otra pregunta:
¿Y tú, vienes cada noche buscando respuestas a la vida? El Lobo le respondió:
¡Tal vez! Quiero saber, ¿Por qué estás tan lejos? ¿Por qué si he subido a este risco cada noche, has decido responderme hoy, la noche más fría de mi vida? La luna sorprendida le contestó:
¡Son interesantes tus preguntas querido! Exclamó, y prosiguió diciendo:
Una vez un hombre se enamoró de mí. Cada noche aquel hombre iba a su balcón a admirarme, a escribir sobre mí, incluso a retratarme, miles de versos compuso para impresionarme, hasta que una noche le dije, dame una razón para creerte, a lo que él me respondió:
¡Te apreciaré y te amaré el resto de mi vida!
Aquella noche baje de mi lugar en el cielo y tomé la forma de una mujer, me tomó de las manos, podía apreciar el brillo en mis ojos. Esa fue la noche más oscura de todas las demás.
En poco tiempo él cambió, me di cuenta que había cometido un grave error, dejar de brillar en el cielo donde todos me podían admirar, a ser una más en La Tierra. Fue increíble como aquel hombre se esforzó por tenerme a su lado, y cuando estuve, perdió sentido aquella magia que creaba cada noche. Un día se fue sin decirme nada, supongo que se habrá cansado de ver a aquella mujer que había dejado todo por él y que ahora no apreciaba.
Desde entonces solo brillo más en las noches más frías, porque es cuando mi alma sale a relucir verdaderamente y se desahoga de aquel amor no correspondido, ahora mírate estas en la noche más fría del invierno aullándole a una Luna incomprendida, el lobo sorprendido le respondió:
¡No te juzgo! Hay seres que cuando desean hacen cualquier cosa por tenerlo, y cuando lo tienen no lo valoran. No puedo creer que alguien haya sido tan imbécil de mirarte a los ojos prometiéndote amor eterno sabiendo lo lejos que estabas, lo hermoso que brillabas y lo mucho que te admiraban miles de seres que habitan este planeta. Yo no te prometo amor eterno, pero por el resto de mis días subiré aquí para hacerte compañía cada noche. La Luna le sonrió y le respondió:
Iluminaré el sendero de tus ojos cada noche mientras buscamos respuestas a nuestras vidas incomprendidas.
ESTÁS LEYENDO
Aullándole a una Luna incomprendida
Short StoryAullándole a una Luna incomprendida, es un compendio de historias cortas en el que podrás encontrar la magia que hay detrás de la tertulia entre un Lobo solitario y frío que habla cada noche con la Luna; buscando respuestas a las interrogantes de la...