Único

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Cada una de las horas sentadas en aquel avión valieron la pena, pues ahora estaba en la ciudad que siempre admiraban por fotos, películas y/o algún documental. Se habían jurado fielmente juntar peso a peso de lo que pudieran obtener de sus empleos de medio tiempo y de lo poco que les quedaba del dinero que ocupaban en la universidad.

Pero como dicen por ahí; Cada esfuerzo tiene su recompensa y ellas lo sabían, por eso en este momento se encontraban admirando la belleza de tan imponente lugar, respirando su aire fresco mezclado con la dulzura proveniente de sus puestos de repostería.

No tenían idea por donde empezar, el itinerario que habían planeado meses antes ahora se les hacía muy difícil de seguir al pie de la letra pues París era encantador, tanto que cada rincón de el les gritaba que debían ser el primero en la lista a ser visitados.

Annie aseguraba que necesitaban ir al trocadero, aquel lugar icónico lleno de elegancia e historia decorados con estanques, esculturas y fuentes, se iluminan con gran belleza al anochecer pues creía fielmente que ahí encontrarían el descanso perfecto para inspirarse en esa novela ligera en la que ella junto con Samantha estaban trabajando. Además también podrían visitar uno que otro museo cerca de ahí.

Samantha por el contrario; estaba indecisa ante la torre eiffel o campos elíseos, pues del primero siempre había sido gran admiradora por su enorme tamaño y por el valor simbólico que les representaba a esa nación y no podía mentir ¡Se moría de ganas por entrar a alguno de los restaurantes que ahí habían!, no podía visitar París sin echar un ojo al mirador o comer Guns delicia de las que ahí se encontraban.

Aunque la tentaba demasiado el ir primero a los campos elíseos para disfrutar de la naturaleza que parecía cobrar vida con las múltiples personas que día a día se situaban ahí, y aún así no lograban arrancarle el logro de ser uno de los sitios más cercanos al paraíso.

Sea cual sea el lugar que decidieran visitar en primer instancia estaban seguras que sería una experiencia extraordinaria que jamás en la vida olvidarán .

Pues para ambas, París con sus calles, sus museos, su río, su estructura en cuanto a puentes, sus bellos monumentos, su toque cultural y sus increíbles paisajes… Era y seguirá siendo por el resto de sus días un lugar mágico.

Un lugar que jamás en la vida pensaron poder pisar pero que hoy en día era una total realidad pudiéndolo comprobar al estar degustando una deliciosa peor sobre todo original crepa de cajeta.

Sin duda alguna en la noche que cerrarán sus ojos y durmieran cómodamente entre las sábanas del hotel más importante como lo era el Hotel des invalides, agradecerían a todas las deidades habidas y por haber: Por el gran maravilloso milagro de poder cumplir su sueño parisino junto a su hermana de otra familia.

Sueño parisino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora