That Night

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Todo comenzó mucho antes de ese momento; ellos no fueron a ese bar por simple capricho, era algo que habían pensado y conversado mucho.

En realidad era algo que llevaban arrastrando años, pero ninguno de los dos se atrevía a hablarlo directamente. Temían que pudiera significar el final de su relación.

Porque sí, Otabek y Yuri se amaban, pero su noviazgo se había vuelto monótono y ambos estaban algo aburridos de toda esa situación. No dudaban de sus sentimientos, pero sentían que si seguían así lo único que iban a conseguir era distanciarse.

Mentirían si dijeran que fue fácil comenzar esa conversación, para empezar, reconocer que algo iba mal en la pareja. Yuri era una persona orgullosa, le dolía reconocer que había algo en lo que no era perfecto y, sobre todo, que no podía hacer nada por solucionarlo.

Pensaron que la relación estaba llegando a su irremediable fin. Era obvio, ya no era como hacía años, no sentían esa emoción al verse, la monotonía de sus trabajos y hogar les aburría. Ni salir de viaje ni probar cosas nuevas en la cama ayudaba.

Pasaron muchos meses posponiendo lo que creían que era el fin.

Ambos coincidieron en que seguían enamorados, estaban seguros de que eran las personas que querían para pasar toda su vida, pero no querían una relación aburrida, no querían llegar un sábado a casa y verse en la cama, uno leyendo y el otro jugando a videojuegos. Si hablarse, sin tocarse.

Aunque no lo habían hablado abiertamente, durante años trataron de paliar esa falta de pasión; compraron juguetes, disfraces, buscaron posturas nuevas e intentaron con prácticas poco convencionales. Pero al final nada era suficiente.

Cómo último recurso, Yuri le propuso ir a un bar para parejas liberales, no tenía en mente un cambio de parejas con desconocidos, pero podrían probar a buscar una tercera persona. A Otabek primero le chocó y le entristeció el pensar que no era suficiente para su novio. Pero tuvo que reconocer que su relación pendía de un hilo y que Yuri estaba desesperado por encontrar una manera de mantenerla con vida.

Eso los llevaba a estar un sábado casi de madrugada en un bar con poca luz, música baja y varios espacios semi privados para conocer a otras personas liberales.

Iban un poco asustados y sin estar totalmente seguros de si era una buena idea, pero dispuestos a buscar a una persona que despertara la pasión que ellos habían perdido.

En las dos horas que se habían pasado sentados en una de las mesas del bar, habían rechazado a bastantes personas que se acercaban. Y no era para menos, eran una pareja muy atractiva. Yuri ya empezaba a aburrirse de no encontrar a nadie que le llamara la atención, mientras su novio seguía observando y valorando seriamente. Hasta que dio con alguien.

No le llamó especialmente la atención por ser muy atractivo, fue algo en su postura, en su rostro asustado que le provocó curiosidad. Quería saber qué hacía una persona tan asustada en un bar como ese y, a la vez, sintió algo de lástima ya que estaba ahí solo.

─¿Has encontrado algo? ─preguntó Yuri siguiendo su mirada.

─No... ─iba a explicar que había notado a ese chico porque se veía asustado.

─Parece lindo, vamos a hablar con él ─Otabek iba a detenerle, pero Yuri ya estaba aburrido de esperar sin hacer nada, quizás hablar con alguien de allí los soltaba un poco para conocer más personas.

O tal vez él era la persona indicada para lo que pretendían.

─¿Estás aquí solo? ─preguntó al llegar a su lado y ocupar la silla contigua en la barra del bar, vio como se sobresaltó al notar que se dirigía hacía él─ ¿Te puedo invitar a algo? ─Aunque las luces estaban bajas, le pareció bastante más bonito de lo que había imaginado. Estuvo a punto de pedir su identificación, pero si había entrado allí, seguramente fuera mayor de edad.

That NightWhere stories live. Discover now