ArMaNdO

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Dicen que los celos son armas letales. Desde la antigüedad y que el hombre es hombre, se disputan bienes, propiedades y mujeres. El expediente 271017 sabe de eso.
"¿Usted comprende que yo la amaba? ¡Claro que no! Sólo cree que soy un loco más, pero ella me ama. Me ama tanto que en las noches me visita y baila conmigo, hasta que al amanecer se va y me deja solo con el remordimiento.
¡Eso es dolor! Mí Alelí, mí dulce Alelí... algún día me perdonará y volveremos a estar juntos. Volveremos a soñar y amarnos, sin nadie que nos moleste ni interrumpa.
Ella es hermosa, claro que lo es. Por eso yo la cuidaba, la acompañaba si debía salir, la defendía de los que querían propasarse con ella...¡No podía ser tan bella! Y los hombres la deseaban porque es muy bella y encantadora, con una sonrisa adorable y un cuerpo de princesa. Ella era todo lo bueno en éste mundo.
Pero un día...un día llegué a nuestra casa, ella no estaba dentro y me desesperé pensando lo peor. Corrí hacia el jardín donde ella regaba sus plantas, pero estaba el albañil hablándole. Me quedé observandolos, preso de la rabia. Ella tan angelical sonriendo por cortesía y él mirandola sin pudor; me acerqué a ambos despacio, silencioso. "Hay que encargar más material, señora. Mi esposa ama esas flores", dijo él y la furia me encegueció. ¡ESTABA COQUETEANDOLE EN MIS NARICES!
Lo tomé de la camisa y lo arrastré dentro de la casa, Alelí gritaba pidiendo que me detenga, que la mirase y lo hice, su mirada se me antojó adúltera. Esos ojos bonitos que tiene estaban engañandome. Los tres dentro de la casa, él y yo forcejeando y Alelí presa de los nervios.
Golpeé al tipo para dejarlo inconsciente y le dije a mi esposa que saldría a respirar...por algún motivo yo no podía respirar, ni siquiera podía pensar correctamente.
No hay un día que no lamente perderla, ella eligió morir con él y no conmigo...y yo, yo la amaba.
Encendí mi cigarrillo y tras darle dos caladas, abrí la tapa del tanque de la moto y la tiré al suelo. Mientras, oía que nadie se percatase de mis movimientos. Abrí la puerta y desde lejos tiré el cigarrillo...lo demás fue hermoso. Pura vida, puro esplendor... tan magnífico. El fuego subió por las paredes, carcomiendo todo y sigilosamente rodeé la casa y cerré la puerta del patio imposibilitando que los amantes se fugaran.
¡Aún en ese momento la amé! ¿Sabe que era tradición quemar cosas para que se perpetuen? Piense en los funerales griegos, en las epístolas de amor...es una promesa de inmortalidad. Yo la hice inmortal y porque nuestro amor es grande, ella me visita y disfrutamos de la madrugada...porque soy suyo.
Las llamas quemaban la casa igual que el dolor me quema a mí, duele que ella huya de mí en las mañanas al despuntar el alba."
Amar a fuego lento, dejá quemaduras muy altas.

Amar o morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora