Día 1: Rabia.

36 1 0
                                    

No sé si es por esto o por aquello, no sé cuál es el destino que me han escrito pero les voy a dar con un canto en los dientes. ¿Eres feliz con lo que haces? Realmente soy feliz con lo que me hace evadirme. ¿Estás dispuesta a perder tu vida por algo que te amarga? Aquí nadie es libre, y me hace gracia cuando dicen que sí. ¿Sí, qué? Desde que naces hasta que te mueres, y todo vuelve a empezar cuando crees que ha terminado. La muerte no existe y todo está hecho para repetirse. Del colegio al instituto y tiro porque me toca amargarme la vida.
No, eso era el destino.
Obligaciones. Cientas. Miles.
Yo quiero hacer lo que me gusta.
¿Por qué trabajamos? ¿Qué son los que gobiernan el mundo realmente? Vaya popurrí tengo en la cabeza. Yo quiero quedarme mirando las estrellas e informándome sobre todo aquello que pasa y nadie cuenta. Eso es lo que me apasiona. Se me enciende el cerebro y se me excita el coño. Eso no me pasa cuando estoy sentada escuchando a una persona contarme sobre lo bonitas que son las leyes y cómo tenemos que hacer las cosas.
Estoy rodeada de gente que amarga y tira pa'bajo. No hago lo que me gustaría.
Qué mal elijo las cosas importantes.
Y qué mal tolero a otras personas. ¿Por qué cada día los aguanto menos? Son como borregos y van todos a una. ¿Pero qué os pasa? ¿Qué les pasa? Esos sentimientos. Esas malas caras.
Máscaras.
Cambios.
Ahora sí, ahora quizá, ahora me pongo otra. Al sol que más calienta.
Odio vuestras caras, con o sin máscaras. Vuestros comportamientos y vuestras formas.
Qué pereza seguir escribiendo. Bueno, como si esto fuese escribir.

Lapsos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora