Capítulo 2

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Ya era de noche cuando se percató que las luces se prendieron automáticamente. Había estado todo el día revisando miles de archivos con datos que hicieron explotar su mente. Entre asustado y confundido, pudo darse cuenta de que el individuo V1897-526D, llamado VD, no era un ser humano como cualquiera, ni que solo poseía un metabolismo distinto, esa persona era algo más, mucho más.

Una extraña sensación igual a la del sueño se le había instalado en el alma. Sentía lo mismo, que había por fin encontrado a esa persona que buscaba.

Sacudió su cabeza intentando concentrarse en lo que leía y volvió a revisar los datos generales del individuo VD y aún no podía creer lo que decía ahí. Esa persona era resistente a golpizas sobrehumanas y recuperarse en un segundo con tan solo beber sangre humana.

—Sangre humana... —necesitó verificar ese dato miles de veces y aun así no lo podía creer. Incluso, decían qué tipo de factor sanguíneo era mejor para el individuo VD.

Siguió leyendo las características y cada una era asombrosa e impactante. Mientras, esa persona no soportaba el hierro, al punto de dejarlo casi indefenso, cuando no estaba expuesto a ese metal, poseía fuerza sobrehumana al igual que un sentido de orientación en la oscuridad absoluta, ni siquiera los mismos animales nocturnos era capaces de conseguir. También, poseía una característica única. Sus ojos se volvían rojos cuando se alimentaba y el sol era dañino para él.

Sin embargo, el hecho que hizo realmente odiar su nuevo puesto de trabajo fueron esas pruebas pendientes por realizar que consistían en probar en VD las muestras traídas desde un laboratorio especializado en diversas enfermedades, desde las comunes hasta las más peligrosas.

—Están locos... —murmuró leyendo el informe de lo que debía hacer la noche siguiente— yo no haré estas barbaries.

Esas pruebas constaban de dos fases: la primera a nivel de laboratorio que consistía en sacar una muestra al individuo VD y probar diversas enfermedades tanto en las muestras de tejido como sanguíneo. La segunda, era probarlas en el propio individuo inoculando los virus.

—Y una mierda que lo haré.

Ramson necesitó dejar por un momento el informe general para poder asimilar todo lo que había leído hasta ese momento porque no podía creer lo que decían sus páginas. Ese informe decía tantas cosas imposibles de creer que estaba casi seguro de que se traba todo de una broma, de un noviciado jugado hábilmente por sus compañeros de trabajo a modo de felicitarlo por el nuevo puesto.

Algo totalmente imposible dado el ambiente de trabajo.

Miró a la oficina y pudo ver muchos estantes con archivos manuales en ellos. Se levantó y miró por la ventana hacia el amplio bosque que tenía frente a él.

Cuando consiguió el empleo en el laboratorio, el cual pertenece a una empresa farmacéutica importante, se había propuesto llegar lejos; ahora, estaba arrepintiéndose de estar en ese lugar, porque si bien era un científico ávido de respuestas, todo tenía un límite y sus principios le obligaban a no hacer determinadas cosas. Por eso necesitaba pensar en algo para evitar esas terribles pruebas.

Aunque tenía la idea de que tal vez ese ser era un peligro para la humanidad, ¿eso justificaba experimentar en él? No, Ramson tenía la convicción de que nada justificaba ello. De pronto, recordó los sueños que a partir de estar por primera vez en estas instalaciones había tenido constantemente, siendo más frecuentes e intensos a medida que fue pasando el tiempo.

Sus sueños lo llevaban a un lugar laberíntico donde él intentaba encontrar a alguien a quien tenía que liberar. Su angustia era que no sabía dónde estaba ni a quien buscar y eso hacía sumamente agitado su sueño. También había otros en los que era seducido por esa voz, aquella que lo llamaba por su nombre y le ofrecía una vida distinta a la que tenía. En esos sueños su cuerpo ardía en pasión y deseo por sentir el tacto de esa persona a la que debía encontrar.

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