El clan

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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Un fanfic de Randuril escrito para el reto de Halloween

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EL CLAN

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Lo que es del clan vuelve al clan

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Ryoga dio una patada al aire con la pierna derecha, luego otra con la izquierda y usó el impulso para girar todo el cuerpo en el aire y lanzar un poderoso golpe de nuevo con la pierna derecha, adelantándola. Cayó al suelo, flexionó las rodillas y se impulsó otra vez, sin descanso, saltando tan alto como pudiera, flexionando las rodillas en el aire y llevándolas al pecho como si se agazapara. Los mechones de su cabello sostenido por la tela amarilla ondearon en el aire, desparramando gotitas de sudor. Los collares que usaba, hechos de conchas marinas y huesos de peces, sonaron chocando entre ellos. Al caer adelantó un brazo y se apoyó con la palma de la mano en el suelo, girando después todo el cuerpo, cayendo con suavidad, flexionando las piernas. Sus pies descalzos fueron amortiguados por la suave vegetación del bosque.

Respiró agitado luego del ejercicio y se pasó una mano por la frente sudorosa. No solo el rostro transpirado delataba las horas que había pasado entrenando en la soledad del bosque, su torso desnudo estaba marcado por cicatrices antiguas y también la sangre de algunos cortes frescos, que se había hecho al trepar por los árboles. El sudor lo cubría por completo, dándole un aspecto brillante a los marcados músculos del abdomen, la espalda y los brazos.

Se quedó varios segundos en su posición, asimilando todos los movimientos que había logrado realizar, sintiendo el ardor de los músculos trabajados, percibiendo la sangre que corría poderosa por sus venas, y se pensó un buen guerrero. Lo primero para ganar el gran desafío era creerse el ganador y luego la victoria acompañaría al guerrero de mentalidad tan fuerte como sus músculos. Y él ganaría, estaba seguro.

Al final agradeció a la naturaleza que lo había creado, al sol que le daba vida, al agua que lo fortalecía, al viento que lo hacía ligero y poderoso en el aire y a los bosques, que eran su refugio para volverse fuerte. Y se levantó, decidiendo acabar el entrenamiento por ese día.

Anduvo entre los árboles escuchando el sonido de los pájaros y luego de caminar un largo trecho creyó escuchar el sonido del agua corriendo. Ryoga tenía un problema para orientarse bien, frecuentemente perdía el rumbo y a veces vagaba por días dentro del bosque hasta encontrar de nuevo el camino que llevaba a la aldea, donde estaba el clan. Pero ya no maldecía su suerte, porque lo que por un lado le faltaba había sido recompensado por su habilidad para el combate y por la suerte de nacer hijo de un vencedor del gran desafío. Además, solía pensar que sus pies lo llevaban siempre adonde debía llegar, aunque no fuera el lugar que el pretendiera.

Como en ese instante, que sus pies lo llevaron al arroyuelo que descubrió al salir entre los árboles. Un buen chapuzón después del ejercicio era lo que estaba deseando. Sin demora se despojó de la tela amarilla que usaba alrededor de la cabeza, del tocado de brillantes plumas negras y blancas que lucía sobre el taparrabo y finalmente de la tela marrón y áspera que usaba alrededor de su hombría, y dejó todo en la ribera. Finalmente se quitó los collares y las cuentas de huesecillos que usaba alrededor de los tobillos.

El clanWhere stories live. Discover now