Sumergir la cara del cumpleañero en su propio pastel.
Mientras los invitados gritan "¡MORDIDA, MORDIDA!", el festejado se acerca a su pastel y alguien le empuja la cara hasta hundirla en el pan. No entendemos cuál es el punto de esta hermosa tradición, pero siempre la repetimos c: .
que bonito no? jaja... :v