Demonios | zodiaco

-ONE:

Desde pequeños relacionamos la palabra oscuridad con el mal, el terror, y aunque esto siga siendo cierto también, ahora ha revolucionado, la mayoría de la gente ya no cree en monstros, brujas o demonios, pero deberían ya que ellos están ahí justo frente a ti incluso a la luz del día.

Los malos, son malos y eso no ha cambiado por siglos ni cambiará jamás.

Sagitario

Inhalo fuertemente como si hubiera dejado de respirar por horas lo cual en parte hice con la diferencia de que fueron años, mi vista ligeramente borrosa se va aclarando, haciéndome ver el callejón frente a mi tan solo iluminado por una farola. Puedo observar que a mi lado se encuentra Tauro apenas despertando, pero lo que más me tiene con interés es que el que estemos aquí de nuevo solo se significa una sola cosa y eso es que Satán ha regresado.

—Estamos aquí... —Tauro es la primera en hablar con notable sorpresa y sin terminárselo de creer —. ¡De nuevo! —exclama feliz.

—Después de tanto tiempo volvimos —le sigo—Andando, tenemos que encontrar a los demás o Satán se va a enfurecer —le apresuro mientras comienzo a caminar.

—Alto —me detiene rápidamente poniendo su brazo frente a mi —. Hemos estado dormidos por más de dos años y siquiera sabemos quién es el verdadero o verdadera "S" como para continuar siguiendo sus órdenes—sentencia

—¿Entonces qué esperas que hagamos? —pregunto.

—Nosotros querido Sagitario, vamos a divertirnos.

Tauro era determinada, capaz y sumamente inteligente por lo cual no me hacía terminar de entender por qué ahora su rebeldía contra Satán. Y si, en parte ella tiene razón y me hace comprenderla, es decir, ¿Por qué dejamos que una persona anónima nos de tareas?

Pero lo que cambiaba en mi caso es que yo sé exactamente quien es "S" además de cuál es su objetivo y si para ayudarle a cumplirlo en algún momento tendría que pasar por encima de Tauro, lo hare sin tener alguna duda.

Esta bien —respondo—. A divertirnos cariño —paso mi brazo sobre sus hombros a lo que ella me sonríe.

Seguimos juntos por el callejón hasta una cafetería vieja abierta las veinticuatro horas, lo cual era una ferretería hace más o menos diez años. Se podía notar a kilómetros la adrenalina que estaba empezando a agrandarse en la pelirroja lo cual justo ahora no le convenía en nada a mi persona ya que no deberíamos llamar la atención.

Al entrar ella se suelta de mi agarre para ir a la barra iniciando conversación con una chica morena; Tauro era tan predecible.

Esa era su técnica, demostrar una mínima muestra de afecto a personas que demostraran algo de soledad para después solo matarlas y alimentarse de su energía. Lo cuál no me hubiera importado en lo más mínimo antes, pero ahora no lo podía dejar pasar.

Escorpio

—¿Qué haces aquí? —me sobresalto cuando unos libros caen del librero, miro a la responsable y los nervios entran.

—Vengo a leer, para eso esta la biblioteca Es —dice.

—Mientes —ruedo los ojos—. Dime la verdad, ¿qué quieres? —vuelvo a preguntar.

—No lo hago. Jamás te mentiría hermanita —ella levanta la vista de el libro que hace segundos había tomado del suelo con una risa—. Pero ya que estamos aquí, aprovechare para informarte algo que esta empezando a rondar.

—Dime

—Es segundo de enero, ayer se cumplieron los setenta años en los que nuestros ancestros lograron encerrar el mal, para tu mayor comprensión a Satán.

—No tengo idea de lo que hablas Libra —el nerviosismo de antes regresa—. ¿Te drogaste o algo parecido?

Ella ríe amargamente.

—No te hagas la tonta Escorpio, claro que sabes de lo que hablo —entrecierra sus ojos reprochándome—. Sabes perfectamente que este momento llegaría, no te asustes ahora que esta aquí.

—Déjame fuera de esto —susurré.

—Lo siento Escorpio, ¿Qué pensaría mamá al ver que no te interesa detener la causa de su muerte y la de miles de otras personas eh? Creo que estaría muy decepcionada de ti.

Libra sabia lo culpable que me hacia sentir la muerte de nuestra madre, y con mayor razón siempre la usaba para lograr que hiciera lo que sea con este tema. Pero ya no más.

—Te lo repito, déjame fuera de esto.

—Muy tarde hermanita —ella deja el libro de antes sobre la mesa—. Ahora si me disculpas, tengo que encontrar a los chicos nuevos para un tour.

(...)

Los tres jóvenes caminaban tras el paso de la directora por los pasillos de Lake Hills, el ultimo de ellos se separo del grupo para entrar al aula mas cercana, al analizarla vio las ligeras decoraciones que esta tenía cosas como carteles, cuadros enmarcados y demás.

— ¿Te gustan? —resalta una voz femenina asustando al de ojos azules—. Se van a subastar mañana, no son la máxima expresión del arte pero algunos padres disfrutan tener lo que sus hijos elaboran en algún rincón de su casa.

— ¿A ti te gustan? —pregunta mientras ve disgustado algo parecido hecho de sopa seca.

—Algunos —ella inclina su cabeza—. Otros me parecen simplemente pintura. 

—O su almuerzo...

—¿Qué dijiste? No te escuche

—Olvídalo castaña. ¿Cuáles te agradan? —pregunta.

— Desde que llegue no me has dicho nada, solo me respondes con preguntas —reclama—. Dime cuáles te gustan a ti.

El chico sonríe.

— Yo no contesto, no es lo mío —él da la vuelta para poder mirar el rostro de la chica con la que hablaba.

Fascinado. Esa era la palabra que lo describía en ese momento, había visto montones de chicas hermosas pero nunca alguien como ella, al mirar sus ojos no solo se percibía lo bella que era desde afuera, sino también por dentro. Pero lo que mas le sorprendió es que conocía esa cara perfectamente, sin importar cuanto tiempo pasara jamás la olvidaría. 

— ¿Qué clase de persona eres? —ríe—. Eres extraño, pero eso me agrada, ya no se encuentra esa "originalidad" en las escuelas secundarias.

—Lo extraño no siempre es bueno, es misterio y por eso le agrada a la gente —empieza a dar pasos por él aula—. Pero no sabes nada de el y eso de no saber nada sobre algo nunca es bueno. Así que no seas ilusa haciéndolo pasar por originalidad.  

—Okey —la castaña acomoda su mochila incomoda por el comentario del chico—. Me tengo que ir, historia, pero soy Géminis por si necesitas algo —extiende su brazo ofreciendo su mano como saludo.

—También me tengo que ir, Cáncer —termino de decir para ignorar el saludo de la chica y pasar por su lado para irse.

A Géminis le causó amargura, ella había sido amable con el chico y él parecía que solo quería ser grosero,  y esas personas son las que menos se necesitaban.

— — • — — • — —
Bien, esta solo fue una pequeña clase de introducción para poder ir viendo qué tal. Lamento si no te agrado mucho (xd) y si si pues muchas gracias por seguir lo que será creo uno de mis más grandes proyectos. ♥️