Alexandra, una vampira en una manada.
Se resignó a su vida permaneciendo alejada y callada.
Hasta que cosas cambian inexplicablemente.
Su hermana asesinada, su hermano vuelve, a quien conoce desde pequeña se transforma.
Todo cambia, pero su vida ti...
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Despierto en una cama con una manta blanca cubriéndome, sin moverme llevo la mirada alrededor hasta ver a un chico durmiendo al lado. Me siento bruscamente en alerta y él despierta.
—¿Quién eres? — grito.
—Derek— me detiene de los hombros —No te asustes, mi mamá te trajo y me quede a cuidarte—
—¿Tú mamá? ¿Mi familia? — llevo una mano a mi cabeza —Están muertos... ¿verdad? — lo miro.
—Realmente lo siento— responde él.
Nuevamente las ganas de gritar y llorar aparecen.
—No llores ¿sí? La última vez te desmayaste— toma mis manos.
—Alexandra— llama la mujer que me salvó —¿Cómo te sientes? —
—Mal, muy mal— respondo.
—Lo que pasó, creo que es mucha carga para ti, una niña pequeña no debió vivir eso— comenta ella.
Limpio mis lágrimas que salen por inercia.
—Sé porque fue, el hombre grande yo lo vi antes— hablo.
—Es un lobo, un alfa, mejor dicho, su manada estaba extinguiendo al último clan— explica ella —Él no respeto el convenio—
—¿Último clan? ¿No hay más vampiros? — pregunto.
—Solo tú— sonríe ella.
—Entonces ¿ustedes? — pregunto nuevamente.
—Somos una manada, Hale y ahora tu familia— aclara ella.
—¿Lobos? ¿Conmigo? Mis padres dijeron que eso es imposible, los lobos no nos quieren y eso me hace una traidora a mi especie— suspiro.
—Verás que todo estará bien—
—Entonces— respiro hondo —Talia y Derek— señalo.
—Hay más— sonríe él.
—Ven, conoce un poco a tu ahora familia— dice ella.
Derek estira su mano y yo la tomo. Hay varios familiares entre ellos humanos, pero hijos de Talia solo son tres, Laura la mayor, Derek quien es 5 años mayor que yo y Cora de mi edad. Los miro a todos recorriéndolos, se comportan amables y dulces, pero algo me indica que es solo por lastima, realmente tengo ganas de llorar y el nudo en la garganta se forma de nuevo, mi familia ya no está y debo aceptarlo. ¿Cómo puedo solo aceptarlo?
—Haremos que te adaptes— sonríe Laura —Aún estás pequeña y ahora somos hermanas—
—¿Qué se adapté? — suelta en bufido.
Volteo hacia el dueño de la voz.
—Vaya ironía, una niña vampiro entre lobos— mira a Talia —¿Es una broma? —
