Elijo travesura /Sugamon (Omegaverse)

Fiesta de disfraces

— ¡Taehyung! — el nombrado no estaba atemorizado por semejante grito gutural, que sorprendentemente venía de un Omega, más específicamente de su gran amigo Namjoon, uno de esos desgraciados Osos que nacía macho pero con la variación sumisa en su estirpe. No era del todo malo, TaeTae en sí lo era también, solo que el grandote poseía cierta nobleza de corazón que lo hacía parecer debilucho y tonto.

— ¿Algún problema, grandulón? — el castaño, que era por lo menos 10 centímetros más bajo de la montaña de mal humor atrás del vestidor, se acercó fingiendo magistralmente preocupación.

—E-esto... ¿¡que es esto!? Yo no voy a usar este traje. Ni siquiera sé que es ¿una clase de cambia-forma alado blanco? — Tae miro por encima de la pieza que separaba sus cuartos, viendo el traje blanco que había escogido para su amigo. Este nervioso de inmediato le pego con toda la poca delicadeza que poseía, mandándolo en un viaje directo al alfombrado piso.

—Nam, por favor, ya pasamos la etapa en donde no medias tu fuerza y me rompías los brazos sin querer— se quejó el Omega, levantándose levemente el torso para sobar la parte trasera de su cabeza, que palpitaba aún por el impacto.

—Deja de decir que fue mi culpa, tú eras el que desobedecía y se subía donde no debía. Cada vez que lo dices me haces ver como un bobalicón, cuando yo jamás he aplicado tanta fuerza como para romper nada— Namjoon siempre tuvo un crecimiento acelerado, lo cual le provoco un accidente en jardín, que lo marco toda su vida escolar. Los niños podían ser muy crueles, sus compañeros por ejemplo le recordaron siempre que podían, que el primer día de clases la silla infantil donde se sentó, se rompió producto de su peso. Todos obviamente se burlaron, en especial cuando la maestra trajo para él un asiento "más resistente"

—Tienes manos muy grandes y tu motricidad fina no la desarrollaron muy bien, no es mi culpa que todos tus movimientos sean tan retraídos— en primaria después que sus dedos se atoraron en unas tijeras y quebró otras, le asignaron unas de adulto y aun así la forma en la que recortaba era pésima.

—No me importa, solo no quiero que me vean...uaa ¡NOOOO! — entre forcejeos del insistente Taehyung, y varias quejas y maldiciones de Namjoon, el no muy resistente panel cayó, desvelando a un apenado Omega.

— ¿Acaso no te has mirado? ¡El traje te queda hermoso! — el gran Oso se sonrojo, llevaba un chaleco sin mangas, que dejaba a la vista sus brazos levemente tonificados, acentuándolos al ser corto y quedarle ajustado al torso. Dejaba ver gran parte de su abdomen al abrocharse unos centímetros abajo, dejándole una especie de escote que visualizaba sus fuertes clavículas y la línea que separaba sus pectorales. Como disfraz poseía varios adornos y tiras con broches en los hombros y espalda, eran de seda brillantes, y colgaban onduladas por todos lados. Los pantalones a juego también eran de un pulcro blanco, y aunque eran holgados, solo eran la mitad de un pantalón, ya que en la cara interna de los muslos era sostenido por tiras con broches de metal, extendiéndose libres en las botas.

— ¡Esto es un traje para pervertidos! Seguramente lo sacaste de alguno de esos lugares raro. No voy a ir a la fiesta de disfraces de la empresa vistiendo así ¿Qué pensaran mis compañeros de trabajo? — aunque el gran Oso no dejaba de quejarse, Tae estaba maravillado, el tono ligeramente bronceado con los oscuros cabellos de Nam, hacía que la blancura resaltara, al igual que las formas delicadas de los listones amarrándose en sus brazos, y las pequeñas alas en el centro de la espalda, dejando caer al final una larga y brillante pluma, lograba resaltar la contextura tan hermosa que siempre había admirado de su amigo.

—Por favor, es una fiesta de disfraces de adultos, obviamente todos van a buscar verse sexys Nam. Esa es la gracia de estas reuniones, coquetearse y tu necesitaras el mejor arsenal para llamar la atención de tu sabes quién— el delgado, largo y estilizado dedo de Tae hizo su recorrido por la línea expuesta de sus pectorales, mandándole un escalofrío al gran Oso.