oh invierno vasto me sueña la esperanza de la lejanía mediocre,
no es que yo pretenda batallar contra la corriente,
pero cuando tengo convicción me enamoro de un canto de sirena
y caigo ante los enredos de la vida.
Oh Dios! cuanto deseo dejar este melifluo lastre
cuan lejos estoy de ti!pero mi alma llama y suplica
cuanto desearía estar atento a la quietud de mi presencia
para poder ser consciente del enredo de las ilusiones nefastas;
en ese estado precipita una entelequia
es el surgir de la belleza.