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Era de noche y podía sentir como la luna nos veía de reojo moviéndose quitando espacio al sol, sentía miedo, mi corazón retumbaba peor que el corazón del viejo en Corazón delator, y ella sostenía mi mano derecha ya que mi mano izquierda esta rota y enyesada.

Corriendo mientras nos reímos por nuestras travesuras, ella por fin se digno a dirigirme la palabra.

Empezó normal volviendo de mis clases de música con uno de mis amigos llamado Farren, el sol era ardiente y abrazador pero nada que no pudiéramos soportar o en mi caso para mi era algo pesado ya cargando con un yeso en mi mano izquierda, ya recorriendo un camino de tierra y monte pasamos por la casa de una amiga de Farren llamada Dayana y estaba el clásico grupo de adolescentes osados o que se montaban la careta de osados, había una persona en particular, se llama Elizabeth.

Farren decide saludar a Dayana  y yo solo estaba a un lado del el, no me llevo bien con ese grupo de personas pero Farren por otro lado... es... diferente, yo solo hice lo habitual, quedarme allí parado con mi clásica cara de aburrimiento para no decir una palabra mal sonante en esta oración, en fin, viendo disimuladamente a todos los demás chicos y chicas que habían en el frente de esa casa y mirando un poco decepcionado sin fijarme elizabeth se acerca a mi para preguntarme por el yeso que tenia aferrado a mi brazo izquierdo, me pareció extraño, ella me odiaba pero decidí establecer una conversación, no había razón para ser descortés.

no se que sucedió, Farren se ve incomodo, quiere irse, Me siguiere ir a casa de Gabriel, el me cae bien si lo considero un amigo cercano pero... hmmm... no quiero irme esta chica me hace sentir extraño, algo que no sentía hace algo de tiempo. De pronto esta chica que me veía repudiada en aquellos tiempos se mantiene al lado mio y Dayana sugiere salir a caminar, le comenta a Farren pero el se sigue viendo incomodado por algo, no se decir que es, el se va y yo quería ir tras de el pero Elizabeth me sugiere ir con ellos a pasear, y en ese momento pensé.

-al demonio, salgamos de nuestra zona de confort al menos una vez-

terminamos caminado mas de ¿seis kilometros? no se decir, sol se que fue mucho, tanto asi que terminamos en un aeropuerto, en el trayecto del viaje fui hablando mas con esta chica y socializando un poco con el resto del grupo, pero he de admitir que fui algo hipócrita, sigo pensando igual sobre esas personas, solo estoy aquí por Elizabeth, pero en resumidas cuentas es increíble lo delgado que es la linea que divide el amor y el odio, de un momento a otro corriendo del aeropuerto ya que nos adentramos demasiado irrumpiendo cual perpetradores o mapaches en la basura admirando lo grande del lugar me sentía nervioso, pensar que en cualquier momento un adulto podía llegar a detenernos, llamar a nuestros padres; viendo el sol que por cierto ya le estaba cediendo el puesto a la luna, empezamos a correr para poder llegar lo mas pronto posible a nuestras casas y algo que para mi fue extraordinario, algo que había olvidado como se sentía, tomar la mano de otra persona.

Que puedo decir, soy alguien simple, no quiero dinero o fama, solo quiero a una persona que me quiera, pero no, no me enamore de ella solo por agarrar mi mano, aun no estoy enamorado... aun no supero mis traumas.

Ella agarro mi mano por que yo corría mucho mas que los demás y quería obligarse a seguir mi ritmo, pero fue lindo y intentábamos hablar más y más, al inicio no me importaba hablarle, por que no quería ser grosero y ahora solo quiero escucharle toda la noche, hice una amiga, para mi es un logro.

volví tarde a casa pero parece que a mi madre no le molesto, le di una mentirilla que no esperaba que pasara por la comisaria que es su cabeza, pero funciono.

¿Saben que me impresiono? que ella me acaba de enviar una solicitud de amistad de Facebook, no lo dude, acepte esa solicitud, nadie me advirtió con quien me estaba metiendo.

J & EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora