PRÓLOGO.

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—Esto se está tornando muy insoportable —decía Evangeline caminando de un lado a otro en la habitación—. Exijo de inmediato la presencia de los Guardianes, esto no puede esperar.

De golpe, la gran puerta de ébano se abre y deja pasar a hombres vestidos con capas negras, sí, eran ellos. Estos llevaban cubiertos sus ojos y la mayor parte de su cara, eran altos y musculosos.

Alejandro, levantó la parte superior de su túnica, y reveló unos extraños pero bellos ojos azules a los presentes en la sala.

—Hemos estado al tanto de todo —dijo el con una voz grave y resonante.

Joshua miró por encima del hombro del líder de los Guardianes y vio al resto de ellos, quienes en realidad tenían más similitud a sombras que ha seres humanos. Una sonrisa se dibujó en su rostro y los alentó a sentarse en la larga y estrecha mesa.‏

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