La luz fue opacando a la oscuridad, haciendo que por inercia el joven abriera lentamente sus ojos, se encontraba reposando en un gran roble, el cual con sus raíces envolvía su cuerpo haciéndole un pequeño nido. El joven aclarando su vista, froto sus ojos despejando las legañas que en estos había e intentando ver su localización.
El muchacho de cabello lila con destellos rosados se fue reincorporando con ayuda del roble, haciendo que poco a poco su espalda crujiera por la posición en la que había despertado.
Levemente elevó su cabeza para dar una pequeña perspectiva del lugar, abriendo sus ojos en demasía cuando se percató de que se encontraba en un gran bosque solamente dividido por un largo camino de tierra separando ambos lados de este.
Con curiosidad y sin rumbo, el muchacho inició su camino poco a poco adentrándose en el bosque, siguiendo el camino de tierra.
Aproximadamente ya habían pasado unos 5 minutos los cuales el joven llevaba caminando por el tramo, hasta que en un punto en concreto se paró, uno donde un árbol más adelante de él poseía un escrito. Se acercó sin problemas hacia este, viendo mejor que el escrito tenía una flecha dibujada y debajo de esta un mensaje, el cual el muchacho no pudo descifrar, este componiendose de puntos y formas geométricas.
Sin entender mucho e intentando grabarse ese escrito en la mente por si le serviría de algo según avanzara, el joven prosiguió su camino, sin percatarse que desde ese tramo una leve melodía le iba acompañando. Hasta que un susurro no muy lejano se oyó.
En el cielo, somos como sinfonías y fuegos artificiales explotando...
Fue en ese momento en el cual él joven chico puedo oír la melodía. Intentando descubrir de qué se trataba.
Incluso si así arriba las estrellas estén perdidas, allí hayaras tu corazón...
Por lo que ámame ahora.Y fue ahí cuando en su mente todo encajó, esa melodía era su melodía. Un nombre pasó por su cabeza en ese instante, llevándole a pensar.
—Entonces... Cuando tu me dijiste tu último adiós... ¿Hubiese sido pecado, el que tu por igual me hubieses dejado?— Pensó SeokJin.
Una lágrima de derramó por su ojo izquierdo, recordando lo doloroso que fue, haciendo que secara esa pequeña gota al instante.
La melodía según caminaba seguía avanzando, haciendo que se adentrará más en el bosque llegando al tramo por el cual ya el camino de tierra se iba acabando, dejando paso a un estrecho desvío de hierba conducido por pequeñas piedras grises.
Suave, un sentimiento suave, nubes suaves, caricias suaves.
Ahora estoy aquí, junto a ti...SeokJin seguía la melodía cual bailarín seguía su danza, flotando y sintiendola.
La dulce voz se iba disminuyendo junto a su fondo, haciendo que el joven levantará su cabeza del camino para ver que poco a poco se estaba acercando a una gran puerta blanca al final del tramo de hierba.
Una vez enfrente de esta, el muchacho por inercia se dirigió al candado que está poseía y con curiosidad miro el sobre que de este colgada por una cinta color negro.
—Tu favorito... — Pensó.
Deshaciendo el nudo que el sobre tenía, logró soltarlo haciendo que abriera el sobre y procediera a leerlo.
Suave es el sonido, pero fuerte es el sentimiento.
Solo tu sabrás que es, por lo que búscalo en ti y sabrás que hacer.Y ahí fue cuando la melodía volvió a sonar, solamente la melodía, esta vez acompaña de la voz del joven muchacho.
Pequeñas nubes en el cielo, cariño.
Cerró los ojos.
Suave, un sentimiento suave, nubes suaves, caricias suaves.
Ahora estoy aquí, junto a ti...
Siempre volando contigo.
Descansa en mi hombro mientras estamos acompañadas del frío.Lágrimas se empezaron a derramar por los ojos de SeokJin, pero siguió cantando como el sabía hacer.
Estamos volando,
En el cielo, somos sinfonías y fuegos artificiales explotando.
Junto a nubes.
Llevándonos hasta lo más lejano.Destellos y brillos aparecían alrededor del candado haciendo a vista un imagen borrosa, haciendo que este desapareciera poco a poco y la gran puerta blanca se fuera abriendo.
Suave, caricias suaves...
Incluso si arriba las estrellas estén pérdidas, allí hayaras tu corazón, por lo ámame ahora...
Y no me dejes nunca.El candado ya había desaparecido en motas de polvo, la puerta fue cediendo según el canto seguía, solo faltaba poco.
Volemos.
Porque si incluso todo arriba está perdido, las nubes nos guían.
Un camino de nubes...Su voz se había vuelto un susurró la canción estaba terminando, y el abrió los ojos. La puerta ya estaba casi completamente abierta.
Un cielo de nubes...
El susurro se volvió silencio, y esto hizo que finalmente la gran puerta se abriera ante el muchacho dandole a ver principalmente unos destellos de luz proveniente de un cielo azulado.
A simple vista la imagen frente a SeokJin se componía de un hermoso cielo azul, conjuntado por los brillantes rayos de sol, y un gran camino de nubes por el cual sin pensarlo era simplemente hermoso, tantos tonos blancos, tan sutiles y suaves. Perfecto.
Sin ningún otro motivo, se adentro al otro lado de la puerta haciendo que esta a sus espaldas se cerrará lentamente haciéndole una despedida al bosque el cual le había guiado para llegar a ese lugar.
Paso a paso se adentró por el camino de nubes, pero de un momento a otro dejando a una borrosa vista una esbelta silueta.
Acercándose más a ella, lo puedo ver, era él. Su misma altura aunque SeokJin siendo un poco más altos, sus hombros, su fina cintura, su fino rostro, ese cabello castaño oscuro, y no hablar de esos apetitosos labios rosados el cual poseía. Una obra de arte pulida por los mismos dioses.
Sonrisas se formaron en ambos rostros haciendo que por fin dieran el paso hacia adelante.
—NamJoon, nuestra canción, tu.... — Susurró, haciendo que el mayor pudiera escucharlo.
—Bienvenido a casa SeokJin... —
Y ahí fue cuando Namjoon se dio cuenta de todo. Se dio cuenta de que al final volvería a estar junto a su amado, en un nuevo hogar, pudiendo volver a verlo todos los días, siendo la primera persona que viera en el día y la última en la noche, haciendo una nueva vida.
Porque él lo sabía, NamJoon también, nada podía separarlos, y aún teniendo que pasar esas circunstancias para estar juntos otra vez, ellos tenían en mente una sola cosa.
Ellos eran su hogar, da igual donde se encontrasen, rodeados de nubes, en el cielo, no importaba, su amor sobrepasaba las barreras.
—Tu eres mi ángel, te amo NamJoon. — Juntando sus labios en un lento vaivén, el cuál expresaba todo lo que ambos sentían de la manera más pura y verdadera.
Ahora eran dos ángeles más en el cielo, los cuales podrían recorrer ese hermoso sendero lleno de nubes.
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Clouds Sky | JinNam
FanfictionSolo abre los ojos y camina junto a mi en este sendero lleno de nubes. #499-jinam Todos los derechos reservados, ni copias, ni adaptaciones.