Conocí tus ojos cuando más lo necesitaba.
Escondías algo nuevo de lo que yo no tenía la menor idea. Todavía no conocía demasiado el sonido de tu voz, así que quién sabe cuántas veces pasaste desapercibido frente a mí. Tú realmente eras alguien más, pero cuando reconocí tu voz y supe que eras tú, todo se sintió tan en calma. Habías pasado por mucho y decidiste compartir esa historia con el resto. Cuando menos cuenta me di, ya estaba enamorada de ti y tus ideales, de tu forma de pensar y ver el mundo. Tú haces ver todo tan especial. Lo haces ahora más que nunca cuando deseo conversar contigo durante horas por la noche, mientras te escucho decir lo que adoras del cielo y explicas por qué es importante verlo siempre.
¿Estarás dormido? Tu voz, que antes no conocía, ahora resuena melodiosamente en mi cabeza. ¿Pensaste que alguna vez llegarías a significar tanto para alguien? Eres tan amable, también risueño. Tú deseas hacer un bien en el mundo y lo estás logrando. El sentimiento de felicidad que causas en muchos es tan ingenuo. Calmas mi ansiedad, susurro tu nombre cuando necesito escucharte, porque ahora eres quien está ahí para abrazarme en mis instantes de pesadilla.
Me calmas porque sé que eres tú quien habla, y si bien a veces no puedo comprenderte, ¿por qué debe ser eso un obstáculo? Conocí tus ojos cuando más lo necesitaba, te escucho reír siempre que quiero. ¿Puedes reír para siempre? A mi corazón le agrada tu risa y lo sincera que ésta puede llegar a ser cuando estás rodeado de los seres que amas y del ambiente que te hace sentir que perteneces a este mundo.
Eres tan inteligente, también. Me gusta aprender de ti y tomar en cuenta las palabras que dices o alguna vez has dicho. También eres joven, ¿pero cómo es que hay tanto en tu cabeza? ¿Sigues tan asustado? ¿Estás llevándolo bien? ¿Tu familia está contigo? ¿Estás en esa ciudad que te abrió las puertas o viajaste? Hoy te extraño, pero es irónico porque siempre lo hago.
¿Cómo pude estar tanto tiempo sin conocer tu voz? ¿Cómo pude pasar tanto tiempo sin saber de ti? Sin tus manos, la forma de tus ojos o los profundos puntos que resaltan de tus mejillas cuando irradias alegría.
Suelo decir que ya no quiero vivir sin ti, y es cierto. Al menos de esta forma, deseo seguirte. Te llevo conmigo siempre, así que por favor, ya no estés asustado. Vales tanto que puedes estar tranquilo. Puedes tomar mi mano y toda mi vida también, como lo recita esa canción vieja que dudo que conozcas, pero estoy segura que amarías.
Hoy te extraño pero eso es lo de menos. Debes seguir creciendo lejos de mí, porque así son las cosas, mientras que yo prometo seguir llevándote a mi lado. Me gusta pensar que todavía me falta mucho por compartir junto a ti antes de que me aburra y todo se acabe, tengo entendido que nada es para siempre y que todo pasa. Eso me lo recordaste tú, porque ya lo sabía pero el hecho de que lo mencionaras me hizo tomarlo aún más en cuenta. No debo tener miedo de crecer, entonces supongo que está bien, porque intentaré disfrutar cada momento a tu lado hasta donde se me permita.
Te agradezco por tantas cosas, conocí tus ojos cuando más lo necesitaba y estoy tan feliz de que formen parte de mi vida ahora. No estoy enamorada de ti como mujer que quiere casarse contigo y tener una familia, ese papel no me pertenece. Estoy enamorada de ti como persona; soy parte de ese montón por el que sueles sentirte un poco más aliviado de caminar.
¿Tienes idea de todo lo que eso significa? Sí, conozco tus ojos, pero ellos no conocen los míos. Y eso está bien. Soy feliz sabiendo que eres feliz, que amas los cangrejos y hacerle regalos a tus amigos más preciados.
Soy feliz también viéndote hacer lo que amas, junto a tus fieles compañeros de vida a los que también estoy muy agradecida por nunca abandonarte. Tú los guías, los animas; ellos hacen lo mismo por ti porque te aman y tú a ellos. Y yo a ustedes.
Pero en serio, ¿cómo estás? ¿Qué comiste? ¿Visitarás otro museo hoy? ¿En qué ocupas tu mente ahora? ¿Estás descansando debidamente? Recibí la notificación de que es así, por lo que tengo esa certeza. Sé que hoy también sonreíste porque es otoño, pero debido a que cuando yo veo sol tú ves luna: ¿estás bien?
Un poco más tarde este día, le hablaré a Dios de ti. Le pediré que te cuide y te proteja en esta noche que estás atravesando. ¿Sí recuerdas que todo pasará, cierto? Te oí decirlo ayer. Si la estás pasando mal, todo pasará, tendrás otra oportunidad. Entonces vuelve para seguir creciendo y brillando.
Tus ojos no son peculiares, no tienen un color llamativo, de hecho, son oscuros, ¿pero hace falta recalcar que son tuyos? Gracias por hablarme, gracias por transmitir paz, gracias por seguir adelante. Gracias por esforzarte en llegar a mí. ¿Debería yo hacer lo mismo? Es un poco triste, porque yo puedo esperar por ti pero tú no puedes esperar por mí. Aun así, como dijo otro de tus buenos amigos: en medio de toda esta felicidad, ¿qué es el miedo?
Tus ojos me miran siempre que quiero, escucho tu voz cuando más lo anhelo, comprendes una parte de mí y conformas gran parte de la otra. No sé cómo terminar esto que he empezado, así que sólo diré "gracias" una vez más.
Quisiera estar segura de que eres real. Pero si no soy la única viéndote y admirándote, quiere decir que sí lo eres, así que gracias por existir. Gracias por tus bonitos ojos y tus palabras melodiosas y reconfortantes. No las dejaré pasar por alto.
Te amo, ojalá seas feliz siempre. Ojalá la voz de alguien más te calme tanto como la tuya me calma a mí y ojalá alguien te abrace con todas las fuerzas que yo haría y te recuerde lo valioso que eres, aunque bien puedes recordártelo tú mismo. Ojalá sigas recorriendo el mundo hasta que llegues a mí. Y sé que no puedes esperarme pero, por favor, hazlo.
Lo más probable es que yo siga aquí.
Sábado, 03 de noviembre de 2018.