356 Fresh

HyunA

Trabajaba en una simple peluquería del montón. No iban muchos clientes y realmente no sabía qué hacer, mi negocio se iba a la ruina. Hasta que llegó el hombre que cambió mi vida. Por la puerta entro un hombre que quiera un afeitado y yo, feliz, accedí. Preparé todo y me dispuse a trabajar.

–Le recomendaré tu negocio a mis amigos. Tengo buenos contactos.

–¡¿Enserio?! ¿De verdad harías eso?

–Obvio, pero a cambio debes hacer una cosa.

–¿Cuál cosa?

Ese hombre empezó a manosear mi trasero y capté lo que quería. No iba a permitir eso nunca en mi vida, ni por un millón de dólares.

–Olvidalo, mejor nada. Y quita de tu mano de ahí idiota –dije mirándolo a los ojos enojada. Enojada hasta que se levantó hecho una furia sujetándome las manos con fuerza, en ese momento se me fue el enojo para dejar que el pánico y el miedo viniera.

Con esfuerzo, conseguí liberarme de sus manos, después de estar luchando unos largos minutos y le empujé fuerte hacia atrás. Agarré lo primero que vi, una navaja.

–Vuelveme a tocar y te clavo esto, ¡Lo digo en serio, soy capaz!

Pensé que eso lo asustaría, pero me equivoqué. Se abalanzó sobre mi y no dude ni un momento en clavar la navaja en su estómago. Todo paso muy rápido. Dejé de gritar. Dejó de moverse para caerse haciendo un horrible sonido al chocar con el suelo, que estaba llenándose de sangre poco a poco. Tiré la navaja y retrocedí muerta de miedo, me quité la bufanda que traía y me lanzé al suelo para limpiar la sangre. Aquel hombre no se movía y yo no iba a mirar si seguía vivo o no, lavé mis mandos y salí cerrando la puerta hacia la calle. No sabía que me pasaba, tenía ganas de llorar, pero no me salían las lágrimas.

Iba a cruzar la calle y noté como una luz blanca iluminaba mi perfil y venía con rapidez hacía mi, gracias a Dios, paró a tiempo mirándome con sorpresa. Hizo un gesto para que subiera al coche y eso hice.