Capítulo 1: Problemas a la vista

43 2 0
                                    

Eran las 9:23 y aun no pensaba abandonar la oficina del Sr. Luna, teníamos que adelantar las finanzas de la empresa, el solo dictaba extraños números y yo los digitaba en la calculadora.

—Sr. Luna, me podría deletrear el número— respondo cansada, pasando mi mano por mi cara.

—A su ritmo jamás terminaremos, Sta. Waterson. Le pido y colabore con la causa— vuelve el libro a la página anterior—. Escriba, cuatro, uno, siete, nueve, cero, tres, uno. ¿Listo?

Un café y mil números después era la hora de partir a casa. Me encontraba frente las vías del metro esperando que pasase el que me acercara a casa, y de un momento a otro veo a mi jefe correr desenfrenadamente hacia mi.

—¡Génesis!— quedó confundida al escuchar mi nombre de pila salir de la boca del Sr. Luna.

Llega agitado hasta a mi, le muestra una mirada de confusión.

—Te acompaño a casa.

Lo dejó con la palabra en la boca y subo al autobus siguiente, el me retiene con su fuerte brazo, cayendo yo de bruces contra el duro suelo.

—¡Qué mierda hace!— pregunto, levantándome echa una furia del piso, el solo hace una señal para que le siga.

Comienza a caminar, yo sigo para en la estación de metro en espera del próximo bus, aunque tarde 3 horas en llegar el siguiente.

— No sea estupida y sígame, Génesis— dice a regañadientes, parando a mitad de su camino, hago una mueca infantil—, su tren tarda aproximadamente 2:30, mejor, déjeme llevarla a su casa.

Terminó por aceptar su propuesta, aunque no me gusta para nada, los truenos me obligan a seguirlo. Tardamos un poco más de 10 minutos en llegar a su lujoso carro. Y demasiado lujoso...

Ingreso en este como si no fuera mayor cosa, él Sr.Luna me mira por el rabillo del ojos. Mientras yo me acomodo el cinturón de seguridad. Cuando se millonaria, me comprase uno de estos.

El coche arranca sin ningún inconveniente, por un segundo paso por mi mente un típico cliché del carro varado. Pero por suerte, nada mala ha sucedido.

—Por favor, su dirección, Génesis— pregunta al llegar a una avenida principal, me lo pienso dos veces antes de dársela, comparado al barrio en que debe vivir mi jefe, el mio es un cuchitril, aunque es de tercera clase.

—Primero, Por favor no me llame por mi nombre de pila— digo, ya irritada de que se tomara tanta confianza conmigo— Segundo, gire a la derecha, casa 18 del barrio El Sol.

El sigue mis indicaciones sin decir una sola palabra, al estar frente a mi casa, bajo rápidamente  del carro, el me sigue el paso. 

—Eh, muchas gracias por traerme Sr.Luna, se agradezco la cordialidad, nos vemos mañana temprano.

Estaba a centímetros de cerrar la puerto, cuando mi jefe atraviesa su pie para impedirmelo.

—Antes de que se acueste, me gustaría pedirle  un favor, Sta. Waterson— hago un ademán para que siga—. ¿Sera que puede darme posada en si hogar, durante unas cuantas noches?

Frunzo el ceño, jamás me imaginé al Sr. Luna pidiendo posada a mí, su secretaria. El tiene su dura cara de piedra, y por un momento pienso que se agarrara a reír y dirá que todo es broma, ese momento nunca llega. 

—¿Entonces qué dice?, solo es que usted me diga cuanto cuesta la mensualidad— saca su cartera de una de sus bolsillos—, le daré mil dólares por semana, teniendo en cuenta que a las 6:00 am que despierte ya  está  mi casa, 6:30 mi desayuno, y que guarda en secreto mi ubicación.

No puedo rechazar tan tentadora propuesta. La alacena vacía, el timbó de agua a punto de acabarse y mi cartera me suplican para que acepte. 

—Respondeme, Génesis— dice, suplicante, es la primera vez que escucho a mi jefe hablar de esta manera.

—Le recuerdo que vivo sola, y eso significa que cuento con una solo cama— su ceja izquierda se levanta—, y no estoy dispuesta a dormir con mi jefe, así que, no— mi mente palpita en negación a mi respuesta.

—No tengo problema en comprar una cama— responde, a modo de solución—. Por hoy, solo por hoy, podemos dormir juntos. Tenga claro que tampoco disfruto de su compañía— dice mientras roza mi hombro para seguir a mi apartamento.

Se sienta en el sofá, tanteando un poco, como quien dice, para saber cuán cómodo es.

—Bueno, ya que se ha puesto cómodo, hablemos sobre reglas— una sonrisa arrogante se forma en su rostro, mientras me mira de arriba hacia abajo—. Como puede ver derecho a su izquierda se encuentra un afiche, se llama semanario de oficios, lo he iniciado cuando vivía con mi hermana mayor, Leah, a usted le corresponde el 20% del oficio, agradece puesto que eso, no es nada— su sonrisa arrogante ha desaparecido por completo, dando paso a una cara de asombro—. Al su derecha, podrá encontrar la clase de cosas que no se pueden hacer en esta casa, le recomiendo y les eche una ojeada si no queremos tener problemas con su estadia aqui.

Se levanta del sillón, y se dirige hacia a mi, deshaciendo el  nudo de su corbata y tirándola al suelo.

—Me puede decir en donde se encuentra la suite— pregunta suavemente, hago un ademán para que me diga.

Abro la puerta de madera que da entrada a una espaciosa habitación, el resto de mi casa puede ser el mismo nido del cerdo, pero mi cuarto siempre ha sido un santuario.

—Sr. Luna, usted dormirá del lado derecho, le recomiendo no excederse con el contacto físico y mantenerse inmóvil en su sitio.

— Llameme Iker, por favor— dice suavemente y se sienta en la cama, repitiendo el mismo ejercicio que con el sofá— ¿Ya vamos a dormir?

—Si, Sr. Lun...Iker— corrijo mi error rápidamente—. ¿Y se puede ser que lo ha traído por aquí?— preguntó gentilmente, dando a entender que no es necesario que corresponda, espero unos segundos, pero al ver que no habla me dirijo al baño para cambiarme.

Después de estar fresca y lista para dormir, me dirijo a mi cuarto, encontrándome con Iker leyendo un libro, por su título supongo que es francés. Levanta la  vista de su libro y me observa.

—Has tarde un infierno— dice, mientras pone el libro lentamente en la mesa de noche—. Hora de dormir.

Me acuesto al lado izquierdo, cumpliendo con el acuerdo cumplido. La curiosidad de carcome las entrañas. ¿Qué me estará ocultando Iker?

Pasan algunos minutos, Iker murmura la respuesta a mi pregunta— Una víctima del pasado, ha venido tras de mí, y en este momento momento estoy  entre la espada y la pared. Ya sabes como es la vida, en un momento estás en el más grande altar, y en otro estas cayendo en picada. 

—No se, Iker, yo de usted lo llamaría Karma.

Desde que lo deje entrar en mi hogar una extraña sensación asalto mi sistema. Siento que este será el comienzo de muchos problemas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 07, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Llámalo KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora