U n o

1.5K 122 42
                                    

Dedicado a LaEsta, que me obli- (???) pidió que le hiciera un ArgChi  <3

--- ¡PELOTUDA DEL ORTO!.

--- Ya weón, cálmate.

Manu estaba desesperado. Desesperado y confundido. No tenía idea de que hacer para que Martín dejara de llorar, y tampoco le encontraba motivos a su llanto. Le recordaba un poco a su abuela derramando lágrimas y moqueando frente a la televisión con algunas escenas en la telenovela. Era el mismo tipo de lloriqueo ridículo y caprichoso. No sabía si reir, o acompañarlo.

--- ¡¿Por qué estai' llorando, weón?!.

--- ¡Porque vos no vas a llorar, boludo!.

Y con eso se confundió más. 

Procesó los hechos anteriores.
Esa tarde, Manu le contó sus planes a Martín, mismos que no le permitirían ir a casa juntos, como normalmente acostumbraban.

"Declararse a una mina que le gustaba, e ir a tomarse una chela, [o mejor un juguito, porque a los menores de edad no los dejan beber ascnxbv] después de ser tristemente rechazado."

Y así lo hizo. Lamentablemente sí obtuvo una negativa como respuesta, aunque, no contaba con que el rubio, iba a seguirlo, para luego aparecerse en pleno rechazo. Menos se iba a esperar que Martín le dijera a la tipa que era una pelotuda del orto, una forra de mierda, cabeza de alcornoque, que no sabía ver lo que tenía en frente, y varios insultos más que a Manu ya se le habían olvidado.  Sin embargo, recordaba perfectamente que, en lugar de pasar vergüenza como habría esperado, le dolía el estómago de tanto reírse.

--- A vo' te falta un tornillo, weón.
--- ¡Che!, ¡¿Podés dejar de reírte de mí, por un segundito?!. ¡Además!, ¡¿qué hacés declarandote a esa tipa?!, ¡fuíste vos el que dijo que no creía una mierda en el pololeo!.

--- ¿qué te importa, aweonao'?. --- expresó, con un evidente sonrojo apareciendo.

Era cierto. Manu era prácticamente alérgico a todo tema que tuviese relación al noviazgo, o amoríos de carnaval. Nadie comprendía el porqué repentinamente hablaba como si hubiese pisoteado dicha característica suya.

Martín le iba a reprochar, para así esperar una respuesta y comenzar el ciclo de una discusión. Mismas que solían tener bastante seguido.
No obstante, un torbellino de saliva y mocosidad, se desató en un fuerte estornudo.

--- ¿'Ta'i  resfria'o?

Volvió a estornudar.

--- Mah encima te resfriaste, aweonao'. El frío que hace y vo' no te poni ni un chaleco. ¿Pa' qué te fuíste a meter pa' allá?. Ya oh, vámonos pa' la casa.

El resto del camino hubo silencio, interrumpido una que otra ocasión por un estornudo de Martín y una queja de Manu.
Cuando cada quien llegó a su respectiva casa.

Al otro día, Martín faltó a clases. 

--- Maraco... Igual lo voy a ir a ver pa la casa. Cobarde culiáo.

Aunque no le gustara admitirlo, además de Martín, Manu no interactuaba seguidamente con muchas personas. No es que no tuviera más amigos, pero, de todos modos su ausencia no le pasaba por alto.

--- weón pesao. Me aburro sin ti.

Pensó un poco en que, realmente no era la primera vez que el rubio lo dejaba sólo. Antes, y muchas veces, era para irse con una que otra "piba", a pasar el rato.
Quizás, la poca credibilidad que Manuel le daba al noviazgo juvenil, era debido a que Martín se comía con una chica diferente todos los días. Por un instante, aquello le preocupó.

Pensó seriamente que su amigo no sabía amar.

De pronto, con el paso de los días, y meses, advirtió que el argentino cada vez abandonaba más aquella costumbre. Un montón de chicas quedaron en el olvido. Se sintió muy aliviado, una especie de enorme peso que llevaba encima, se había disipado.

Pero, ¿por qué?.

[...]

--- ¡Weón, más te vale que abraí la puerta!, ¡No te escondai', culiáo!.

A sus nudillos no les dolía, pero de seguro a la puerta de Martín sí.

--- ¡¿Qué querés?!

--- ¡Te demoraste caleta!, ¡y yo estoy cagao e' frío!. Si yo me enfermo también, va a ser tu culpa, rucio. --- Habló con un dejo de enojo. Acto seguido, tomó un cuaderno, alguno que otro papel, y se los extendió---: toma tu weá, oh.

El argentino alzó una ceja y las recibió. 

--- la profe mando una guía, y pasaron un poco de materia que va a entrar en la prueba. Pero yo vine pa' que me dijerai' por qué te fuíste a meter cuando yo estaba hablando con la Coco. Más te vale que le pidai' disculpas, weón.

Silencio.

--- ¿Me dejai' pasar o no?.

No era la primera vez que iba hasta su casa, por ello le extrañó ver la sala relativamente ordenada y limpia cuando Martín le permitió el paso. En ese lugar, se acostumbraba ver un chiquero, casi tan desastroso como el aula de clases, sin embargo, ahora era solo un revoltijo casi, casi no tan desordenado. 

--- Che, no mires la casa con esa cara. Siempre que no voy a clases, vos venís a dejarme tus cuadernos. Traté de ordenar algo, ¡pero a vos no te enseñaron a ser paciente cuando tocás una puerta!.

Ah, por eso se había demorado.

--- Ya. --- repuso --- entonces, ahora me dices porque faltaste a clases, y después le vas a pedir disculpas a la Coco.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Fue la explicación más tonta que le dieron en toda su vida, sin contar que al parecer se hizo el desentendido y no le pidió disculpas a la muchacha.
Suspiró. La idea de que sería mejor dejar el asunto atrás bañó su mente.

Puede ser Amor || ArgChi || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora