C u a t r o.

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Apesta estar solo.
Se lo dijeron varias veces, pero Martín jamás le tomó el peso a ello. Tenía amigos, claro, a quienes saludar por las mañanas, y con quienes reírse por las tardes.
Simplemente eso. El sólo hecho de reír juntos los vuelve cómplices.

Pero no era más que una relación superficial. No existía profundidad, y era como si todos estuvieran separados por un muro de roca que no le permitirían a nadie atravesar.

Pero, Manuel era un libro abierto.

Antes de darse cuenta, cualquier rastro de la melancolía, se había vuelto una montaña rusa bizarra y osada con la cual cada día, parecía percatarse de pequeños detalles que jamás notó con anterioridad.
Definitivamente, eso era la verdadera amistad sin titubeos o barreras que se interpusieran.

Antes de ello, Martín no era constante ni relevante. Una amistad duraba un poco, y tal como llegaba, se deshacía con las hojas de los árboles en otoño, y las personas se olvidaban de él, yendo por su propio camino.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Cinco años, tiempo récord, Manu no se había olvidado de él todavía, y parecía no querer hacerlo jamás.
Seis, siete, ocho.... hasta que se dio cuenta de que iba a perdurar en su corazón.
Y que, a esas alturas, se trataba de mucho más que una simple amistad.

Era el único que se sentía endeudado, entonces, ¿por qué era Manuel, quien estaba sollozando enfrente, como si de un niño pequeño y su berrinche se tratase?.

La primavera iba a venir. Las palabras no venían al caso, pero estaban en lo correcto.

--- Che, boludo. --- Habló --- te amo.

"puede ser amor" no es que pudiera. Se trataba de algo que ambos construyeron, hasta que se convirtió en amor. 
Lo era, y punto.

--- Yo también, rucio.

Puede ser Amor || ArgChi || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora