Sé que es demasiado tarde para escribir, pero nunca ha sido la persona más puntual, de igual forma no pensé en estas horas de la noche porque ¿quién soy yo para interrumpir tu sueño? Ni siquiera antes me he considerado alguien, pero aún sigo pensado en ti. Le pondré tu nombre al destinatario, pero no te preocupes de que te corten la mano o mis impulsos por mandar esta carta se exacerban. No quiero molestarte se que eres alguien feliz y no quiero interferir, ya que recuerdo como me llenaba el corazón al verte y si lo que has logrado. Pero aún así, no creo que sea un pecado acordarme de ti, inevitablemente tenemos los mismos caminos y el suelo por los tiempos de las mañanas, tan distraído volteando a ambos lados, y yo aún más distraído mirándote a ti, deseando estar contigo, aunque siempre me ofrezco un metro de distancia procurando no cruces entre tus pasos, una parte de mi siempre caminará contigo, siempre tendrás algo de mi en tu Cuarto, en tu armario, porque no me entretuviste todo, quedándome sin nada, dudé de pertenecer, pero me mires tan pronto, y ahora solo eres mi "Hubiera" porque ¿Qué hubiera pasado si no hubieras tenido tanto miedo? Si te hubieras arriesgado un poco, solo un poco por mí? Hubiera, hubiera, hubiera ... siempre será la muletilla que regrese a mi mente cuando piensen. ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo hacer? porque me dueles tanto como el último día que cerré tu puerta, volteando a cada segundo esperando que corrieras tras mi, que me dijeras que todo había sido una broma, pero no, me tengo vacía. Las trescientas mil piezas que me componen las puertas de la habitación, pero a decir verdad no creo que nos volveremos a necesitar. ¿Cómo se vuelve a creer en el amor? Me siento como un cactus viviendo con todo lo que tengo que soy capaz de almacenar en mi interior, así como saco de poco a poco, por si esta secuencia decide extenderse más de lo previsto, o también tengo espinas para que pensemos dos veces antes de abrazarme por la espalda y el descoser las puntadas de la herida que estaba cerrando allí justo donde debe ir el corazón. . "... Ojalá tampoco dependiera de una estación, vivir en el desierto o en el cobijo de una ventana, con latidos sempiternos pero con flores efímeras ..."
