Spiderwed. No blood limit.

Primer dígito

Terriblemente aburrido.

Era lo único que se me cruzaba por la cabeza cuando una señorita me relataba sus penas y el porque se quería hacer una cirugía plástica.

Me siento muy apenada, por pedir este tipo de ayuda. - Murmuró. Mi esposo... Simplemente dijo que mi cuerpo no era suficiente para el, que necesita más... Y como ve, no soy muy dotada que digamos.
Así que vengo aquí a modificar mi cuerpo para complacer a mi esposo. - Hablo nerviosamente.

En este instante no sabría si debería de sonreírle, decirle que no se preocupe o decirle directamente lo que pensaba "no me importa ni una carajo su vida y lo que quiere su esposo". Decidí guardar mi comentario.

Y me dijeron que usted es unos de los mejores cirujanos plásticos de Estados Unidos y Canadá. - Dijo más segura de sí misma.

No es por creerme demasiado ni nada pero estaba en lo correcto, soy unos de los mejores cirujanos plásticos del país. Ja, quién iba a pensar que sería conocido hasta en Estados Unidos.

Muchas gracias por el elogió. - Dije; forzando un sonrojo en mis mejillas junto con una sonrisa. Señorita....
O'Brien - Pronunció un poco sonrojada.
Señorita O'Brien. Muy bien no se preocupe por su cirugía, usted ya lo dijo, está con uno de los mejores cirujanos plásticos del país; así que este tranquila y pase a agendar su cita, por favor. - Dije y abrí la puerta de mi consultorio para que pudiera salir la señorita O'Brien. Nos veremos pronto. Cuídese hasta el día de su cita.
- La señorita O'Brien salió por la puerta y espere unos segundos hasta dejar de oír los tacones resonar en los azulejos. Procedí a sentarme en mi silla detrás del escritorio y suspiré.
Pero qué día más jodido he tenido, ni siquiera he acabado el turno y me siento tan aburrido y estresado. - Mascullé 

Cualquiera que me viera diría que soy un maldito flojo o que no ejerzo mi trabajo con amor, ja, tonterías.

- Un instante después alguien abrió la puerta y dejó ver una sombra femenina adentrarse con un vaso de café en la mano derecha y en la izquierda se apreciaba un cuaderno lleno de letras.

Era la enfermera, aquella que se encargaba de ayudar en mis operaciones y agendar las citas, me traía café y el estúpido cuaderno de las citas próximas a pasar en la sala de operaciones.

Buenas tardes doctor, ¿Cómo se encuentra el día de hoy? Porque lo veo a su límite de estrés y solo ha pasado un paciente jajaja, ¿Tan aburrida fue su historia o se perdió en sus pensamientos doctor? - Dijo con una sonrisa y una pequeña risa que salió de ella antes de recibir una mirada matadora del doctor.
No me de esa mirada doctor, no se enoje por eso le traigo su café, el que siempre le gusta, capuchino. Vamos no esté así que tiene trabajo que hacer y aquí están las siguientes citas de la semana que viene. - Deslizo el cuaderno junto con el capuchino en la mesa del doctor para que las tomará y pudiera retirarse. A parte, recuerde que vienen los residentes para la especialidad, así que levante ese trasero y ponga su mejor cara para recibirlos, llegarán en 10 minutos.

Lo que me faltaba, los malditos residentes, si dije que tenía un día jodido en un inicio, ahora quiero corregir es una maldita mierda.

Está bien esta bien, me relájare lo mejor que pueda. - Pronuncié haciendo un intento de relajarme, mal ejercido, mientras tomaba el pequeño cuaderno del escritorio para ver las citas. Veamos, ¿qué fechas me traerán estrés nuevamente?. Bien 11 de diciembre 2018. 15 de diciembre. 20 de diciembre. Todos a las 10 AM. - Leí y apunte las fechas junto con la hora en el calendario de mi celular mientras le entregaba el cuaderno a la enfermera. Bien supongo que los residentes ya habrán llegado, recíbalos y presénteme, para empezar lo antes posible. - Salió por la puerta al escuchar la orden. Vaya, olvide que había un capuchino aquí, bien al menos espero que sepa bien. - Sorbí un poco de capuchino. No está mal, meh, pero tampoco es el mejor. - Tomé todo el café antes de salir del consultorio y dirigirme a los residentes.