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—¡Hola!—Renjun saltó en su lugar, cerrando el casillero con fuerza debido al susto y dejando caer los libros que reposaban en sus manos. Se volteó lentamente, una mirada diabólica en su rostro dispuesto a gritarle a la persona a su lado hasta que se le saliera el alma. Cuando por fin se vio cara a cara con Jaemin su expresión cambió completamente y se tragó todo su odio, el cual fue reemplazado por nervios.

—Hola.—Jaemin le sonrió y dándose cuenta de los cuadernos regados en el piso se agachó y los recogió entregándoselos a Renjun sin dejar de mostrarle los dientes en ningún momento.—¿Qué sucede?

—Nada, nada.—respondió rápidamente.—Sólo me asustaste un poco, es todo.

—Oh.—Jaemin se pasó la mano por el cabello y un silencio incómodo se instaló entre los dos hasta que este volvió a abrir la boca.—Quería hablarte sobre lo que pasó el sábado.

—Ah...sí, claro. Hablemos.

Jaemin dejó salir una gran bocanada de aire y se dispuso a hablar.

—Perdona es que estoy nervioso.—dijo, sonriendo de manera tímida. Renjun ante esto se sintió más cómodo sabiendo que no era el único que estaba ansioso.—¡No es que no me haya gustado!

El chino rió, provocando que Jaemin se callara inmediatamente.

—Jaemin, a mí también me gustó.—respondió.—Quería...quería hacerlo desde hace mucho tiempo ya.

—¿En serio? Y-yo también.—Jaemin admitió.—Renjun...—sintiéndose un poco más valiente avanzó unos pasos, colocando una mano suavemente sobre la mejilla del otro chico. Miró a ambos lados de forma rápida, asegurándose de que nadie los estuviera viendo y le dio al mayor un beso en los labios.

Fue tan veloz que apenas y Renjun lo sintió pero eso no evitó que se le pusiera la cara como un tomate y que una sonrisa demasiado grande para su cara se instalara en sus mejillas. Mirándolo debajo de sus pestañas y dispuesto a devolverle el beso Renjun se acercó, no obstante cuando sólo quedaban centímetros entre sus bocas, un fuerte golpe en los casilleros los hizo separarse, sobresaltados.

Park Jisung los miraba desde donde estaba parado con toda la burla en su cuerpo de diecisiete años. Su mano reposaba en el casillero que había golpeado y parecía lo suficientemente de buen humor para saber que lo había hecho a propósito.

No se burló de ellos porque segundos después los ruidosos de Jeno, Donghyuck y Chenle llegaron a la escena pero no dejó de hacerle señas obscenas a Renjun con las manos.

—Te odio mucho.—le dijo.

Jisung sonrió.

—Ya sé.

Jaemin, quien ya no parecía afectado por lo que pasó, entablaba una conversación algo ruidosa con Chenle y Donghyuck mientras que Jeno los miraba con los brazos cruzados pero parecía agitado.

—Oigan, ¿De qué hablan?—fue Jisung quien vociferó sus pensamientos.

—Apóyanos, Renjun.—Chenle se dirigió a él. Alzó una ceja.—Donghyuck y yo encontramos algo interesante.

Oyó a Jeno chasquear la lengua.

—Conseguimos este teléfono cuando veníamos juntos de la fiesta.—como si le hubiera dado una señal, Donghyuck sacó un teléfono con la pantalla agrietada, y manchado con lo que parecía ser una sustancia extraña. Era un celular inteligente, sin embargo se notaba que había visto mejores días.—No había nadie cerca y preguntamos a algunas de las personas que venían de tu casa y no era de ninguno, así que, él que lo encuentra se lo queda, ¿No?

A Renjun sinceramente le daba miedo cuando Chenle y Donghyuck se juntaban mucho.

Como ahora.

—A ver, encontraron un teléfono viejo y roto.—Jisung dijo, aburrido.—¿Qué tiene eso de interesante?

Renjun tuvo que estar de acuerdo.

—El problema es...—Jeno por fin se unió a la conversación, había permanecido callado desde que llegó pero con una expresión molesta en el rostro y los brazos cruzados.—Este teléfono parece peligroso, no deja de sonar durante momentos aleatorios del día y sigue recibiendo mensajes que dicen que debemos ir a cierto lugar.—Renjun no supo cómo sentirse con eso. Era peculiar, por decir poco.—¡Y estos dos imbéciles!—alzó la voz, apuntando a Chenle y a Donghyuck, a quienes no parecía importarles que Jeno los insultara. Seguían teniendo esa mirada de emoción.—Quieren hacerle caso a quien sea que manda los mensajes e ir a las locaciones.

Renjun abrió la boca, entendía porqué a Jeno le provocaba ansiedad la situación y entendía la curiosidad de los otros dos.

—Hagámoslo.—Jaemin dijo.—Será divertido.

A Jeno parecía que se le iba a salir un pulmón de lo roja que se le había puesto la cara.

—Pero...Jaemin, ¿No te parece que podría ser peligroso?—habló bajito.

El chico caminó a su lado y le pasó un brazo por los hombros. Renjun fingió que no le afectaba tanto como lo hacía.

—Piénsalo como...—susurró en su oído.—Un experimento.

Jaemin tenía que ser el más grande de los idiotas que existía en este mundo.

Y Renjun era el más grande seguidor del más grande de los idiotas que existía en este mundo.

Suspiró, resignado.

—No perderemos nada.—dijo, al fin.—Seguro es una bobada o una broma, tiraremos el celular a la basura luego de que terminemos, Jeno.

Jaemin celebró junto con los otros dos diablillos, apretando a Renjun contra su pecho. El muchacho casi se desmaya.

—¿Jisung?

El chico se encogió de hombros.

—Me da igual.

Era lo más cercano a un que iban a conseguir, así que lo tomaban.

—¡Vamos, Jeno!—los seis comenzaron a caminar directo a clase, con Jisung haciendo bombas de goma de mascar con las manos en los bolsillos, Chenle y Donghyuck llamando aguafiestas y orina pantalones a Jeno hasta que este seguramente se enoje y acepte y Renjun andando junto a Jaemin, con el brazo de este aún firmemente abrazándole los hombros.

Un escalofrío recorrió todo su cuerpo.

Las cosas se iban a poner muy locas a partir de ahora, ¿Cierto?

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⏰ Última actualización: Apr 23, 2019 ⏰

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