Prologo

6 3 0
                                    

—¿Cómo comenzamos esto? —murmura Alisha con una gran sonrisa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Cómo comenzamos esto? —murmura Alisha con una gran sonrisa.

—No lo se... tu eres la escritora, no yo. Tú decide.

—¡Oh vamos! Tú también eres escritora... ¿Te acuerdes de aquella vez...?

—Sí, si me recuerdo, pero no eso no cuenta.

—¡Claro que sí! —se cruza de brazos molesta.

—Nop, no cuenta...

—Chleo... —pide ayuda a la morena sentada a unos metros de nosotras, cual ve con emoción su nuevo video musical.

—¿Eh?

—¿Verdad que Roxy es una escritora?

—Eh... si, aun recuerdo los cortos que escribías de esa historia de suspenso ¿aun los tienes?

—No los borre...

—Que borres tus historias no significa que no seas una verdadera escritora —se queja Alisha.

—Es que...

—Chicas... ¿van a escribir eso o no? Estoy ocupado, y no podre hacer mis deberes, si siguen con esta discusión absurda.

—¡Tú te callas! —gruñimos Alisha y yo a Cameron.

—De acuerdo... —alza las manos.

—Ahora si... ¿en que estábamos? —pregunta Alisha tronando los dedos de sus manos, y su cuello. La miro asustada ¿no le duele? Porque eso suena a que sí.

—En que como comenzaríamos la historia...

—¡Cierto! Bueno tengo una idea a ver cómo va... Era un día soleado, las aves cantaban, y el mundo me sonreía...

—¡Alisha! —grito exasperada.

—¿Qué? Me vas a decir que ese día tu no comenzó así —bufa.

—¡Claro que no lo hizo!

—¿Segura? —pregunta y dudo. Lo dudo por un momento.

—Segurísima.

—De acuerdo.

—¿Qué tal esto?... Toda historia tiene un comienzo y este es el nuestro...

—Me gusta por donde va —murmuro con una sonrisa, y Chleo asiente de acuerdo.

—A mi igual...

—Shh... Me desconcentran —nos regaña antes de voltear de nuevo a la computadora—. Ajá, continuemos... es el nuestro. Todo comenzó por una carta.

—Aun recuerdo como fue todo —digo con una sonrisa nostálgica.

—Nosotras igual —murmuran ella con una sonrisa igual que la mía y asiento hacia Alisha para que continúe.

Habíamos terminado el examen de matemáticas, y Chleo se acerca a hablarme, para proponerme algo...

—¿Usaras nuestros nombres?

—¡Claro! ¿Por qué no? Este es un libro privado, nunca llegara al público, y dudo que publique alguna vez mis historias con una editorial —comenta ella encogiéndose de hombros.

—A mí me gusta así, continua Ali, y esta vez no te detengas —pido y me siento a su lado.

Mire nerviosa a Chleo...

NO Me arrepiento de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora