Prologo

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Eran esas típicas noches de invierno que no te daban ganas de hacer nada y el clima tampoco lo mejoraba,  hacia frio y estaba lloviendo. Amber, una joven de tan solo dieciséis años con una larga melena pelirroja y unos ojos verde claro, estaba recostado en el suave sillón de su casa con una frazada que la tapaba de los pies a la cabeza y la protegía del frio invernar que venía de afuera.  
Como todas las noches, Amber leía un poco antes de irse a la cama, eso era una costumbre que ella tenía desde hace mucho tiempo y no podía ir se a dormir sin antes leer unos pocos párrafos de algún libro. 
Amber ama los libros más que a nada en el mundo por una única razón, ella siente que puede volar con ellos. Aparte nunca la traicionarían, sus páginas están llenas de lealtad hacia ella y gracias a los libros ella podía vivir día a día en el mundo real.
Luego de unos largos minutos, Amber cayó completamente dormida...

En el sueño, ella estaba en el lago que iba junto a su padre cuando era pequeña. No había nubes, y el cielo se encontraba azul y despejado. Amber estaba comenzando a sudar por el calor que le trasmitía el sol. Ese lugar era muy especial para ella y no solo porque era el único espacio en donde podía estar en paz, sino porque paso la mayor parte de su infancia ahí, y haciendo toda clase de locuras con su padre. Amber lo extraña más que a nada en el mundo, sus ojos se llenaron de lágrimas y con ellas vinieron un montón de recuerdos que empezaron a pasar por su mente como si fueran flashback.

En ese momento sus ojos captaron una figura que al principio se veía algo borrosa, pero a medida que se acercaba, la figura se tornó repentinamente nítida. Era un chico. 
Amber trato de acercarse, pero más se acercaba ella más se alejaba el chico. Trato de llamar su atención moviendo los brazos arriba y abajo, hasta incluso le grito pero él no la escucha ni la veía.

Una mano le toco el hombro y ella se dio vuelta al instante. Una mujer con la cabeza mirando hacia el piso, vestida con un vestido color azul claro y en su pelo blanco como la nieve llevaba una tiara llena de flores.

-Amber – dijo la mujer, alzando la cabeza; los mechones estaban sueltos y ondeaban libremente al viento. Tenía unos ojos hermosos color verde esmeralda – tienes que encontrar al chico

-¿Cuál chico? - Amber estaba confundida y asustada, quería despertar.

-Es tu misión, debes salvarlo – Los ojos de la muchacha le trasmitan confianza

-¿Qué misión? ¿Qué chico? ¿De qué me estás hablando?

-Extiende tu brazo

Amber lo hizo, y la mujer le puso la mano en su muñeca. El contacto le ardió como si se estuviera quemando y la mujer saco su mano con cuidado. Amber observo que su muñeca tenía grabado un símbolo el cual no puedo distinguir que era.

-¿Qué hace esto?

-Te protegerá

-¿De qué?

La mujer no respondió,  se quedó mirando a lo lejos en la dirección en donde antes se encontraba el chico. Amber se dio vuelta pero notó que el chico ya no estaba…

Se despertó jadeando y con el corazón golpeandole dolorosamente en el pecho. Levanto la muñeca y noto que el símbolo seguía ahí e intacto, firme para no desaparecer nunca. 

The DreamersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora