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Llego el maldito día, y de mi mejor amigo recibo una caja de chocolates, no me quejo porque son de los mejores.

Como era de esperarse Tyler va con Mía.

Llega la tarde y el plan empieza ahora.

—Acuérdate de mandarme un mensaje cuando estén en camino —le pido al cabezota de mi amigo.

Él va y toca la puerta de la casa de Mía, yo estoy escondida entre los arbustos del patio, la señora Cata, mamá de Mía sabe todo el plan así que cuando ellos se van el auto de Mía está me deja entrar y con su ayuda sacamos una mesita para dos de cristal con soportes de metal color chocolate que tenía en el pórtico de su casa, también ella saca un mantel color beige.

Yo saco de mi mochila dos velas, unas copas de cristal y saco un arreglo de flores rojas.

La señora preparo lasaña para la cena pues es la comida favorita de Mía, y yo deje en la mesa un Pay de manzana de postre.

Todo lo logramos hacer en menos de dos horas, así que cuando Tyler manda el mensaje yo me despido de Doña Cata, ella muy agradecida me da un fuerte abrazo.

Me siento como toda una mierda, sin más que sentir unas tremendas ganas de llorar de correr y decirle a Tyler que me gusta, que poco a poco me he ido enamorando de él.

Pero no puedo, no puedo llegar y romper algo que se está dando, Mía no se merece que le haga esto.

Sin embargo no puedo evitar sentirme jodidamente mal.

No puedo dejar de pensar que pude haber sido ella, pude ser yo a la que llevaría al cine, que le diría el sí al niño más lindo que jamás eh conocido, besarlo y decirle cuanto lo quiero.

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