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Cristal es una persona común del siglo XXI, la cual asiste al colegio y tiene a su grupo de amigas.
No es la más inteligente, pero se esfuerzo por mejorar.

Camino a su casa, se encuentra un café llamada "La Laguna azul", ella siempre pasaba por afuera de ese lugar, el cual emitía olores de pasteles y café recién hecho.
Entonces un día después de clases, decide por fin pasar al café, con el dinero que había ahorrado durante un mes.

Al entrar a dicho café, paso directamente a la caja donde se pedían los pedidos, el empleado la atendió con amabilidad y mucha paciencia, ya que Cristal no sabía cuál bebida escoger, después de unos minutos escogió un capuchino con crema y para servir, después de hacer el pedido fue haber dónde se podía sentar, al observa alrededor se dió cuánta que todos, pero absolutamente todos los puestos estaban ocupados ni siquiera una silla sobraba, hasta que vió un puesto estaba ocupado por un chico que se veía un poco más mayor que ella, tenía el pelo muy claro y unos ojos oscuros, los cuales apuntaban a su celular que estaba en su mano y al lado de el había una silla desocupada, lo cual fue una maravilla para Cristal.

Tomo todo el valor que tienes para acercarse al chico y hablarle,
-Ho-Hola-dijo con voz nerviosa y tímida
El chico miro con cautela a Cristal y decidió responder.
-Hola- dijo por cortesía
- Bueno...esto.. -respiro hondo antes de seguir hablando, cómo una forma de poder tener más valor- Por favor, me dejarías sentarme contigo, es que están todas las sillas ocupadas y está es la única desocupada, así que me podría hacer ese favor, por favor- lo miro desesperadamente, con la esperanza de no haberlo incómodo con su petición.

Entonces el chico miró a su alrededor, para comprobar de lo que decía la persona que está al frente de el fuera verdad, y se dió cuenta que si era cierto que todos los puestos estaban ocupados, luego de ese análisis miró a Cristal, la cuál tenía una carita de un gatito abandonado.
-Esta bien- dijo no muy de acuerdo- pero no hagas mucho ruido, por favor- con una voz fría.
-Por supuesto, no hay problema-. Dijo con un tono feliz y aliviado.

Después de sentarse, Cristal saco un libro de su mochila y empezó a leer mientras esperaba la llegada de su café y de paso para no sentirse tan incómoda con el chico que estaba sentado frente a ella.

Continuará...

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