Prólogo

12 3 0
                                    


—¡Wilson!

Alguien está llamándome.

Wilson...

Una mujer, su voz es tan dulce para mis oídos.

—¡Wilson...! —Cada vez más fuerte.

La reconozco, reconozco esa voz que llega a ellos.

No vengas...—Se escucha tan triste.

No puedo ver nada.

Por favor... despierta. —Su petición me confunde, me gustaría preguntar a qué se refiere pero no puedo decir nada, tampoco puedo moverme, no siento nada.

Tú no debes estar aquí aún...

Al pasar de los minutos su voz se vuelve demasiado cercana, cada vez la escucho mejor.

¡Detente! —Gritó, o eso intentó. Unos fuertes sollozos no la dejaron.

Quiero llorar por escucharla a ella llorar. Una luz finalmente me cegó, tan fuerte que quise cerrar mis ojos pero no hubieron parpados que intervinieran en mi visión. Realmente no sé si estoy caminando pero cada vez es más grande.

¡No! —Esta vez gritó, me detuve sin yo quererlo.

Quiero gritar su nombre, estoy empezando a recordar y sólo quiero avanzar; quiero verla, quiero también verlo a él, quiero verla sonreír, quiero escuchar que él me diga lo que jamás pudo decirme, no quiero estar tampoco más aquí porque sé que la perdí, acabo de perderla... Otra vez estoy caminando.

No, corriendo. Más y más rápido...

Hasta que una imagen me congela. Esa sonrisa dibujada en sus finos labios, sus ojos verdes observándome sólo a mi, su largo cabello atravesado en la mitad de su rostro.

Emma...—Su nombre, puedo escuchar su nombre en mi cabeza.

Emma...—Otra vez. Todo se oscureció en cuestiones de segundos.

Mis ojos se abrieron. Mi cabeza palpita en contra de la bolsa de aire a medio desinflar, yo no la rompí. Todo es un desastre, hay un pitido en mis oídos tan fuerte que me hace desequilibrar y a veces dejándome escuchar la sirena de una ambulancia, un hombre gritando por alguien... Mi vista se nubla, sólo hay colores; Rojo, azul, blanco, negro. Con dificultad puedo ver el parabrisas del vehículo agrietado, estoy apretado en el asiento del conductor, a mi lado no hay nadie... Sólo botellas vacías y rotas.

—Emma...—Susurré.

Se hace tan difícil respirar... Unos segundos más y comienzo a sentir dolor, todo duele, demasiado.

 Mi vista se enfocó lo suficiente para dejarme ver por escasos instantes grandes manchas de sangre en la bolsa.

La puerta a mi lado se mueve, torpemente volteo a ver, tan rápido que ya apenas si puedo distinguir a alguien quien luchaba por abrirla.

—¿Puede oírme? Vamos a sacarlo de aquí. —No puedo entender lo que dice.

—Sólo espere un momento, resista...

Y otra vez todo se volvió a oscurecer.

Emma...

...

Wilson jamás vivió una vida de lujos; una mansión, dinero, mujeres. Puede tenerlo todo pero no le interesó ni le interesa nada a excepción de unas simples palabras de reconocimiento por su padre, pero jamás hubo algo.

Y una vez él se dio cuenta de que jamás conseguiría lo que tanto anhelaba, ¿Qué quedaba?

Hacerle demostrar que su hijo es incluso mejor que él porque eso quedaba, sólo rencor acumulado por décadas. Y por eso quiere estropear la idea de su padre: Un matrimonio por conveniencia.

¿Y qué mejor que adueñarse de una de las mejores compañías a costa de los simples sentimientos de una niña?

¿Es lo que de verdad quiere?

Esperemos para saberlo hasta el día de su boda.

...

¡He tenido tantas ganas de hacer esta historia! No será tan larga... pero ojalá les encante tanto como a mi simplemente me encanta la idea. Si has leído hasta aquí, te invito a leer el primer capítulo!

¡Gracias por leer!

Hasta el día de nuestra boda [PAUSADA]Where stories live. Discover now