Capítulo Diez

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Nadie sabe ser papá de la noche a la mañana, se requiere de un proceso en el cual uno mismo se va formando, algunos se vuelven demasiado cariñosos y consentidores, otros estrictos al punto de que sus hijos no los comprenden y piensan que son unos exagerados y algunos cuantos un poco de los dos.

Es increíble la cantidad de cosas que pueden pasar en unos pocos meses días y años, sorprende cuánto uno mismo puede cambiar sus hábitos y prioridades por otras cosas.

Los Wang seguían siendo muy felices, aunque su situación familiar había cambiado pues Giand ahora era más grande, ya había aprendido a caminar e incluso correr y cada vez se volvía más independiente, quería hacer todo por sí mismo y no le gustaba que intentarán ayudarlo a menos que lo necesitara. Sabía decir algunas palabras y también sabía cuándo debía huir de Bam Bam para no recibir un regaño.

El niño era travieso y la mayor víctima de sus ocurrencias era el tailandés, ya que él era el padre estricto y quién mayor autoridad tenía, por no decir que el único, porque Jackson era un fracaso para darle órdenes a su hijo, unos ojitos tristes, un pucherito y el primer sollozo eran suficientes para ablandar el corazón del chino y que terminara cumpliéndole los caprichos al pequeño.

Esa era su discusión con su esposo pues Kunpimook le reclamaba que fuera así, le decía que estaba malcriando mucho al niño y tenía razón porque el pequeño últimamente ya no le hacía caso cuando le llamaba la atención y si lo retaba iba corriendo junto al chino, lloraba y así se libraba de la sanción y además conseguía un dulce o juguete como si fuera un premio.

— Giand ven aquí — ordenó un cansado Kunpimook a su travieso hijo. Acababa de bañarlo por segunda vez pues a la hora de la cena le quitó la tapa a su vaso entrenador y terminó derramándose la leche encima y ahora el chiquillo se negaba a ser vestido y en cambio corría en pañales y calcetas por toda su habitación.

Ya era su hora de dormir, pero él aún tenía energías como para irse al mundo de los sueños y la culpa era de Jackson que había dejado la bolsa de dulces sobre la mesa y en un descuido el pequeño término comiendo más de la cuenta.

— Suficiente — espetó el tailandés acorralándole entre la pared y la cuna, solo así pudo atraparlo y aún entre forcejeos y pataleos logró ponerle el pijama. Luego lo llevó a la sala y lo entrego a su padre.

— Tú le diste azúcar, tú te vas a encargar de que gaste energía —.

— Pero...

— ¡Pero nada Wang! — interrumpió la queja mirándolo severamente — te dije claramente ¡Cla-ra-men-te! Que guardaras esa bolsa ¿Y qué hiciste? La dejaste en la mesa cerca de nuestro hijo — subió un poco el tono de su voz, así que tomó un respiro para calmarse un poco — tuve un largo día en el trabajo, solo quiero darme un baño e irme a descansar, por favor ayúdame en esto, es nuestro hijo no mi hijo —.

— Tienes razón lo siento — Jackson reflexionó las cosas y supo que su esposo tenía razón, el descuido fue suyo y su esposo ya se merecía ir a descansar.

Bam Bam se inclinó para darle un beso a su chino y uno a su hijo antes de dirigirse al baño para asearse. Jackson comprendió que realmente hizo mal en dejar aquella bolsa al alcance del pequeño cuando luego de un par de horas su hijo seguía sin mostrar síntomas de sueño y en cambio él ya comenzaba a bostezar.

— Sigue sin sueño — se quejó entrando a su habitación con el pequeño tormento en brazos.

— ¿Ahora lo entiendes? — el chino asintió y se subió con su hijo a la cama — solo nos queda dejar que brinque en la cama hasta que se canse — y así lo hicieron, cuando el pequeño dio el primer salto solamente se encargaron de cuidar que no se callera.

Hermosamente Raro || JackBam 💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora