El Caballero y su estrella

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Qué hermosa noche y que luna tan bella.
¡Ah! Cuántas cosas he apreciado y vivido estos años. Aunque...nunca imaginé que terminaría viviendo aquí en la misma academia en la que estudié y crecí.
Esta torre. Este ventanal y la luz de la luna.
Evoca mis recuerdos.

Cuando era niña mi mayor deseo era hacer felices a todas las personas y llevar sonrisas a sus corazones, y... ¿algún día tendría que lograrlo no?

Por lo que comencé mis estudios de magia en la Academia Luna Nova, para volver realidad mi sueño, pero mientras crecía veía como las personas perdían su brillo y sus corazones parecían apagados.

Y ahora, yo misma he apagado muchos de esos corazones entusiastas, soy culpable de una horrible tragedia. Mi ciega ambición y egoísmo. Mi show... nunca debí intentarlo; al final causé más daño que sonrisas.

Todo me remonta a los sucesos que ocurrieron hace algunos años.

...

Por ahora me encuentro sola en mi camerino, algunos miembros del equipo han venido a saludarme después de que acabará el espectáculo, pero en realidad parecía que se estaban despidiendo.

No los culpo, lo que acaban de ver no tiene nombre; por suerte Croix antes de irse pudo borrar la memoria de los espectadores del show, y ni siquiera pude despedirme de ella.

Probablemente esta atrocidad no quedará impune, mucha gente va a hacer preguntas y no estoy segura si podré responderlas.

Salí al balcón para poder aclarar mi cabeza y tomar un respiro, pero fue un grave error, observé la luna y ella me respondió con la marca en forma de estrella que acabo de hacerle hace unas horas.
Esa marca ahora la acompañara por siempre... y a mí también, un recordatorio de mi fracaso y del día en que perdí el Claiomh Solais.

Ya no pude contener las lágrimas, por suerte nadie me está viendo, siempre he gustado de alegrar a los demás con mi actitud y sonrisa pero, ¡ya no puedo más!, le he fallado a la profesora Woodward y hasta a Croix, ¡rayos!, si ella hubiese sido elegida esto no estaría pasando, ella siempre fue mejor que yo, ¡demonios!, ella es más hábil que yo con la magia, su técnica es superior y lo hace parecer tan fácil, por eso la admiraba tanto, incluso me había estado ayudando.

Si ella hubiese sido escogida para portar el Claiomh Solais quizá hubiese encontrado una forma de usar la magia de combustible espiritual sin hacer daño a nadie, o nunca la habría necesitado.

Quizá ella hubiese resuelto la búsqueda de las palabras sin problemas.
Yo no pude con la carga y al traicionar mis principios, al olvidar mis sueños me volví cobarde, y al final la vara brillante que me fue confiada con todos sus dones... me abandonó.

Había pasado poco más de una hora y eso lo sé, pero mi mente no dejaba de girar en torno aquella acción tan desesperada de mi parte, lo admito no encuentro consuelo alguno, así que se me ocurrió que un poco de vino me sentaría bien para tranquilizarme y para que, en cierta forma fuera mi compañía.

El balcón de mi improvisado camerino parecía muy solitario y así debía ser, era la suite de un hotel en el que todo el equipo se alojó, quién sabe puede que sea la última vez que pueda disfrutar estar en una. Estaba tan absorta en mis pensamientos que no me había dado cuenta del leve golpeteo en la puerta, pero esta no tenía seguro y en ese instante alguien entró.

—¿Chariot?, ¿estás aquí?

—Pasa. — De inmediato pude reconocer aquella voz, se trataba de a Arthur, mi asistente personal.

Él es un joven alto de cabello oscuro con un marcado acento británico; en realidad todo su ser mostraba la clásica y cautivadora galantería de un caballero inglés.

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