False ID

False ID [Parte 1] "Avatares"

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Avatares

14 de Noviembre de 20XX

España-Galicia-______

20ºC

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Un día con lluvia, humedad y esta temperatura, no se ya considerar si salir de mi casa es un suicidio seguro, pero si quiero conseguir algo con lo que subsistir en mi cueva de casa debo hacerlo.

Salí de casa con la ropa más fresca posible, la lluvia no molesta a nadie por este mundo, todos con sus apariencias falsas estaban bajo sus avatares abrigados, ¿avatares? Supongo que tengo que explicarlo, hoy en día nadie es lo que ves, nunca lo ha sido pero ya ni de las apariencias puedes fiarte. La tecnología ha avanzado hasta un punto en el que puedes tener una apariencia alterna a la realidad, como un manto de incógnito que evita que te culpen y juzguen, pero como no, todo esto lo mueve el dinero, un impulso cada vez mayor por gastar ese papel en aspectos que no deforman tu salud, gastar tu dinero en códigos que te hacen sentir mejor contigo mismo.

Ni aunque me molestara, no soy una persona que se resfría ni que le molesta la lluvia así que pasar al lado de toda esa gente mojándome no me producía asco ninguno. Al llegar a la tienda lo único que puedes hacer si vas en persona es empezar a esquivar robots que hacen la tarea de los demás, flotando de un lado a otro con latas y bolsas.

-Solo soy alguien normal -me repito siempre a mi mismo cada vez que veo ese panorama- solo hago las cosas de un modo especial -ya tomando una cesta del mercado para guardas los alimentos que tomaba de los andamios- si... normal, todo está normalizado -dejé la bolsa junto al robot de venta, que escaneó todo para darme el papel con el precio, pagué con gusto y marché-.

De camino ya a mi cueva, de nuevo entre tanta gente, tantos falsos, tantas mentiras, ni mirarlos a la cara puedo, mi mirada se la merecía más el suelo que toda la gente presente ante mi. Que lento pasa el tiempo cuando haces algo que no deseas.

No tardé en llegar a casa y depositar la bolsa en la mesa de la entrada y cerrar la puerta con llave, códigos y metal incluso, nadie que no sea yo tiene permiso a entrar a este pequeño cacho de paraíso. La poca luz que llegaba a emitirse era de mi ordenador, lo único que podría considerar lujoso en el bajo. Me senté al frente de este, en una silla de ordenador que ya estaba grisácea y manchada de tierra, pues siempre apoyo un pie en esta.

Una ventana pequeña y parpadeante estaba en el centro de la pantalla, deseosa de que le hiciera click. Se bien de que va esto, no por nada he vivido de internet todo el tiempo. Con un par de programas y revisando algunos datos fuentes de la ventana descubrí quien intentó infectar mi ordenador de forma tan descara y, para simplemente asustarlo abrí para el un chat de texto.

WhiteHairWolf: Hey, buenas dotes principiantes de intoxicación.

EdgeReaper: Intoxicación? Mira que eres salado

WhiteHairWolf: Sal? Perdona pero quizá eres tu mismo el que no se da cuenta de la sal que tiene ni de cuando ha jugado Dark Souls sin apenas pasar un 20% del juego.

EdgeReaper: No eres más que un casul enfadado porque tiene un virus!!!!! te hackeo ya verás

WhiteHairWolf: Deja esa tontería, solo quería saber si te apetece jugar un juego de mi creación.

EdgeReaper: Tengo muchas cosas que hacer así que no me molestes

WhiteHairWolf: Salado y mentiroso, escucha, mejor dicho, lee, tengo acceso a todo sobre ti, datos, historial, hogar, lugar de trabajo y demás, solo te lo diré una vez, si no quieres que ocurra un estropicio mejor será que te pases el jueguito.

EdgeReaper: Como quieras, pero no me vaciles y pasa el archivo de una vez

Que conversación más molesta, la gente cada vez se cree más importante, de todas formas tenía que pasarle el juego, es algo que suelo hacer, gente que intenta molestarme o que se molesta conmigo, una forma de mostrarles mi gratitud. Llamo al juego A.X.I.S. que son siglas sin sentido pero hace que la gente se coma el coco intentando descifrarlo. Este trata de básicamente un virus, pero disimulado como videojuego, mientras yo hago una visita al hogar del jugador, el virus va comiendo poco a poco su avatar y tomando las pertenencias, a no ser que se den pasado el juego, en las caso solo tienen mi visita. No es juego largo pero es lo suficientemente difícil como para que me de tiempo incluso a tomar un avión.

Comencé a caminar hacia el hogar de ese tal EdgeReaper, vivía cerca así que no me molesté ni en tomar un cercanías mientras respondía sus mensajes, parecía tan enfadado y frustado con el juego... Que bien me sentía, ni podía evitar sonreír mirando mi teléfono, que inocente.

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Una sobra se escabullía de la luz hasta un hogar medio, sin nada a destacar, de no ser por el holograma que flotaba ya en todas las casa, estos hologramas tienen el nombre de usuario de los hogares.

La sombra caminaba vigorosa, arrastrando tras de sí un bate, sin hacer ruido se acercaba poco a poco a una pantalla, un chaval estaba gritando enfrente de ella, enfadado por no poder pasarse un estúpido juego hackeado. No tuvo tiempo de encender las luces, ni de mirar atrás, menos aún de defenderse del potente golpe que estaba a punto de recibir su frágil cráneo.

La alfombra estaba manchada de sangre, sangre que goteaba de un bate, sangre que salía de una cabeza rota con ojos abiertos, ensangrentados y llenos de lágrimas.

La sombra se agachó en ese momento a revisar la cara del niño, entonces sonrió sin querer siquiera evitarlo y tomó algunos objetos de la casa, siempre mirando de reojo lo que ahora era un cadáver. Con los bolsillos llenos y el trozo de madera limpió se acercó una vez más al joven antes de irse para decir:

-Arrepiéntete en el infierno.