“Abuela, ¿puedo hacerte una pregunta?”
“Claro, cariño”
“¿Qué pasaría si yo…?”
“¿Si?”
“Bueno, ya sabes, aquello que te mencionaba el otro dia… si yo…”
“Ah. No empiezes con eso nene…”
Clac, clac, clac…
“Vamos, abuela. Ya es tiempo de …”
“¿De que? ¿De que hablas? Por favor no sigas”
“Abuela…”
“No. Listo, no me toques el tema. Sabes como me pongo. No hables. Por favor Chris”
“Esta bien”
Esta bien.
Supongo que si Dios existe, tan solo lo hace para aparecerse en la vida de un pobre diablo, como diciendo “¡buu!” para luego esconderse de nuevo. No lo se, siempre he tenido esa sensación. ¿Cómo explicar ese último esfuerzo de terminar con algo, para recibir un manotazo… espiritual? Vaya. Asusta, hombre.
Algo estallo. Un fuego ardiente, eso era. ¿De donde venia? Tan solo dos segundos transcurrieron para saber que era dolor. Y estaba localizado en mi tobillo.
Grite (un grito algo afeminado, debo reconocer) y automáticamente mis manos volaron a mi cabeza, donde había otro punto de dolor, otro fuego, pero mas intenso. Mi cuerpo convulsionaba en espasmos.
¿Qué rayos había pasado? ¿En donde estaba? Luego de un momento, descubrí que por mi cabeza escurría un liquido frio, el cual producía mis temblores. Pero también sentía otro líquido, uno grueso y caliente. Alce los ojos, sin poder creerme todo eso, encontrándome con no uno, sino muchos pares de otros ojos mirándome. Tarde un minuto en reconocer lo que había frente a mi.
Niños. Niños que me miraban como si fuera una especie de alienígena.
_ ¿Que…?_ balbucee, casi sin salirme la voz. Me dolía furiosamente el cuello. Estaba agitado y buscaba aire por bocanadas.
Un ruido vino de arriba, alguien se arrodillaba a mi lado, ya que yo estaba despatarrado en el suelo y me dijo:
_ ¿Señor? ¿Esta usted bien?
_ ¿Que?_ volví a repetir como estúpido, en algo parecido a un silbido, volviendo mi cabeza hacia el sonido y encontrándome con unos ojos sorprendentemente grandes y castaños que pertenecían a una mujer.
Esta suspiro, me toco una mejilla. Luego su mano siguió un camino en mi cuello. Yo estaba como hipnotizado, sin apartar la mirada de sus ojos con la cabeza totalmente en blanco. Ella detuvo el movimiento de repente, levanto su mano y la miro, apartando entonces sus ojos de los míos. La imite, y vi lo que sostenía entre sus dedos.
Una soga.
Abrí desmesuradamente los ojos, mi boca se convirtió en un grito mudo y comprendí donde estaba y porque estaba allí.
Niños. Claro, el jardín de infantes debajo de mi departamento.
Me asuste. Quise moverme y ponerme de pie pero estaba atrapado entre algo macizo y el suelo. Mi tobillo estallo en dolor nuevamente y grite, para luego tocarme la cabeza con movimientos desesperados, observándome las manos.
Sangre. Sangre.
Mi cuerpo seguía tiritando con tales espasmos que creí que sufría de algún tipo de ataque. Una mano se apoyo sobre mi hombro y salte, queriendo pararme de nuevo.
_Shh, tranquilo_ una voz suave que susurraba.
Algunos niños también gritaban. Otros lloraban.
Viendo esto… me largue a llorar también para luego desmayarme.
ESTÁS LEYENDO
La Señorita Molly
Romance¿Qué pasaría si toda tu vida girara en torno al miedo? Relaciones amorosas, relaciones familiares, relaciones con amigos y gente extraña... En fin, relaciones muchas veces toxicas. ¿Qué sucede cuando se quiere acabar con lo que ya esta acabado, term...