soy frío.
siempre lo supiste y desde que llegaste quisiste abrigarme.
Te ilusionaste con la idea de que si me abrazabas lo suficientemente fuerte podrías derretir el hielo que me rodea, el hielo que el tiempo, el dolor profundo y las decepciones fueron poniendo ahí.
Y, cuando me cansé de verte intentar y fallar partiendo tu propio corazon y te dejé ir, solo te llevaste decepción y un par de lágrimas innecesarias.
Pero, mi amor, es que siempre intenté advertirte y jamás quisite escuchar.
Desde el día uno busqué todas las maneras posibles para dejarte en claro que no ibas a poder, que esto era mas fuerte que vos.
Aún así quisiste intentarlo y te aferraste a un imposible, creyendo ciegamente que el amor lo podía todo.
Mi cielo, el amor no lo puede todo.
Y en realidad jamás importo cuan fuerte me abrazaras ni cuanto calor intentaras darme, porque el frío no me rodea, sino que está adentro mio.
Adentro de mi pecho, cubriendo todo el amor que alguna vez tuve para dar.
El dolor lo puso ahí para que se fundiera con cada sentimiento que habita en mi interior, transformando todo en un blanco y denso miedo.
Perdón, mi amor, jamás quise herirte.
Perdón, por no permitirte amarme como querías.
Perdón por no derretirme en tus brazos.
Perdón por decepcionarte.
Perdón porque hoy, al final, tus lágrimas no son más que otra nevada en mi interior, que con el tiempo solo será otro blanco recordatorio en mi pecho de que no soy buena para amar.
Y mucho menos para permitirme ser amada.
15/11/18.
